31 de marzo de 2007

Un trotamundos por las cumbres

Con el Memorial Valenciaga entrando ya por la puerta, muchos son los ciclistas que ansían e imaginan alzar los brazos en la prueba eibarresa, con el doble objetivo de reivindicar su valía para un hipotético ascenso al campo profesional y a su vez demostrar ante lo más granado del pelotón nacional, quien es el mejor, al menos durante un día.

Bien es cierto que el prestigio de la cita siempre responde a las expectativas, pero aquellos que buscan a los ciclistas del mañana coronándose en esta prueba, posiblemente no los encuentren. La exigencia de esta prueba no invita a que las jóvenes promesas obtengan una recompensa triunfal en Eibar, sino que de un tiempo a esta parte, los ciclistas curtidos son aquellos que ocupan los puestos de privilegio al finalizar la prueba.

Posiblemente en la antesala de esta prueba, la Subida a Gorla, que antecede en una semana al Valenciaga si podamos atisbar a aquellos jóvenes ciclistas que guardando un perfil de escalador, posiblemente tarde o temprano puedan ponerse un dorsal en el campo profesional. Por ejemplo, el vencedor de la edición 2007, Héctor González, no me cabe la menor duda, que será profesional la temporada que viene, circunstancia que quizá no podamos decir con tanta seguridad cuando veamos al triunfador del Valenciaga.

Aunque pueda sorprender, Héctor González Baeza nació un 16 de Mayo de 1986, en la localidad vizcaína de Barakaldo. Es otro de los ciclistas que pertenece a la que a partir de ahora denominaremos “Generación Prematura”, puesto que con Arkaitz Durán Aroca como abanderado, no son pocos los ciclistas de esta añada, como David Abal Diego, Raúl Alarcón García, José Antonio Baños Ballester, Beñat Intxausti Elorriaga, Francisco Javier Etxarri Marín, Igor Romero Etxebarria, Francisco Javier Aramendia Llorente o Jordi Vila Camps los que ya conocen o han conocido la categoría profesional.

Barakaldo lo vio nacer, pero pronto cambió su residencia, desplazándose a Sevilla. El traslado laboral de su padre, que trabajaba en los Altos Hornos, obligó a la familia a cruzar la Península de norte a sur. Su familia es originaria de Almansa (Albacete) lugar en el que reside en la actualidad, aunque es más habitual verlo pedalear en Cantabria o anteriormente por Alicante, sus residencias ciclistas hasta la fecha.

Si hay un año en el que se escuchó con contundencia el nombre de Héctor González Baeza, fue en la temporada 2004, la que fue su última campaña en la categoría juvenil. Dirigido por el antiguo ciclista de Kelme, Ricardo Martínez, destacaba y de que forma en el competido ciclismo valenciano enrolado en el equipo Bici Velo Bike-L´Eliana. Tal era la competitividad reinante en esta zona, que los tres primeros ciclistas clasificados en el Campeonato de España, Ruben Reig, Raúl Alarcón y Héctor González, lo hicieron enfundados con el maillot de la Comunidad Valenciana.

Héctor González obtuvo el bronce, pero no fue la única medalla que vio como colgaban en su cuello puesto que en la prueba individual contra el crono obtuvo una medalla de plata viéndose sólo superado por el castellano-leónes, Alberto Ibáñez, y precediendo en el podium al vasco Egoitz García quien debía conformarse con la medalla de bronce.

Pero si interesante fue el botín obtenido en Don Benito (Badajoz) en aquellos campeonatos, a nivel internacional no se amedrentó, como lo acredita su excelente participación en el prestigioso Giro della Lunigiana 2004, donde finalizó en segunda posición, sólo superado por el holandés Rob Ruijgh gracias a las bonificaciones. En aquella prueba, el checo Roman Kreuziger y el esloveno Simon Spilak obtuvieron triunfos parciales. Días más tarde, ambos ciclistas obtenían sendas medallas en los mundiales de Verona (Italia), incluso Kreuziger por partida doble, sin embargo en aquella ocasión la fortuna fue esquiva con Héctor González Baeza, que abandonó la prueba subido en la camilla de la ambulancia tras una caída, y fue la certificación de que los buenos resultados dieron la espalda tanto a él como el resto del combinado nacional, que acudía al Campeonato del Mundo con la ilusión real de codearse con la élite.

Retomando la prueba de Gorla, observar el palmarés y contemplar como corredores de la talla de Carlos Sastre (1997), Juan Manuel Gárate (1998 y 1999) o Alberto Contador (2001) levantaron los brazos triunfantes, obteniendo por aquel entonces el honorífico título de mejor escalador de la categoría, que años más tarde certificarían a nivel mundial en la categoría profesional, es como para dar un enorme crédito al ciclista que anualmente obtiene la victoria en la prueba bergaresa.

En esta ocasión, Héctor González, parece ser otro ciclista más llamado a mostrar en el campo profesional, sus dotes para la escalada, que se complementan con una inusual osadía en el descenso, aderezadas con unas buenas prestaciones contra el crono, que le servirán para próximamente disponerse a las órdenes de Matxín y encontrarse con aquellos ciclistas de su generación que ya están en el campo profesional.

En el Memorial Valenciaga, será tremendamente complicado ver a jóvenes ciclistas como Héctor González protagonizar la carrera eibarresa, y no sólo eso sino que quizá esta prueba ya no sirva para acceder al campo profesional de la contundente forma que ocurría hace tan sólo una década, donde se observaba apostados en las diferentes cunetas a todos y cada uno de los directores deportivos de los equipos profesionales existentes en España, que iban a la caza y captura de las promesas del pelotón amateur, y que incluso, a los más destacados, les plantaban un contrato profesional poco después de cruzar la meta.

Últimamente el carnet de identidad de los ganadores refleja una edad que para nada gusta a aquellos que tienen en sus manos abrir la puerta del profesionalismo. Hoy en día, los destellos a temprana edad gozan de mayor credibilidad que las victorias importantes de ciclistas entrados en años en esta categoría. Sencillamente, así es el ciclismo amateur de nuestros días.

25 de marzo de 2007

Hace 50 años...

La centenaria edición de la Milán-San Remo ha tenido en Oscar Freire su brillante vencedor. La prensa dominical amanece repleta de halagos merecidos para el ciclista de Torrelavega que destila clase en cada una de sus contadas pedaladas. En los diferentes medios las referencias a la victoria de Oscar Freire ocupan un menor espacio de lo que una gesta como la conseguida por el cántabro debería obligar a reflejar, pero en todas siempre aparece inexcusablemente añadido el nombre de Miguel Poblet. Siempre hemos oído el nombre de Poblet cuando se hace referencia a la Milán-San Remo, pero, ¿quien era Miguel Poblet?.

Miguel Poblet Orriols está considerado como el mejor sprinter español de la historia, y nació un 18 de Marzo de 1928 en la localidad de Montcada i Rexach (Barcelona). Cuenta por lo tanto con 79 años y su teléfono no deja de sonar cuando se celebra la Milán-San Remo.

Y es lógico entender que esto sea así, ya que a Poblet, la Milán-San Remo le cambió la vida. Hace exactamente 50 años, Miguel Poblet obtenía la victoria en la Milán-San Remo del año 1957, siendo el primer ciclista español y único hasta la aparición de Freire en el año 2004 que había logrado vencer, en la primera gran clásica ciclista, uno de los monumentos del ciclismo.

No era un desconocido dentro del deporte del pedal, pero su aparición en Italia fue un tanto rocambolesca. Ya había ganado etapas en el Tour de Francia, en el que a lo largo de su carrera ciclista lograría tres, pero tuvo el honor de ser en 1955 el primer ciclista español en vestir el maillot amarillo de líder del Tour de Francia, circunstancia que no agradó a Federico Martín Bahamontes puesto que deseaba para él tal honor.

También había conquistado victorias parciales en el Giro de Italia, para totalizar un total 16 victorias al final de su carrera deportiva, y con tales credenciales no era de extrañar que fuese temido por los dioses de la velocidad de la época: Rik Van Steenbergen y Rik Van Looy.

Pero al igual que Freire, Poblet debía buscarse la vida por cuenta propia ante los monstruos de las llegadas, especialmente ante la guardia pretoriana que poseía Van Looy y del que debería tomar buena nota Alessandro Petacchi, puesto que acostumbraba a colocar a dos fornidos lanzadores delante y a otros dos detrás para que nadie pudiera coger su rueda.

Conocido por el sobrenombre del “Bebé de Montcada” por sus mofletes, Poblet pertenecía en 1956 al equipo Faema, pero concretamente estaba encuadrado en el equipo español, ya que también existía el gran equipo internacional Faema de nacionalidad belga. En el año 57 iba a enrolarse en este conjunto para participar en la Milán-Turín y Milán-San Remo, que se disputaban en un intervalo de ocho días. Le entregaron 25.000 pesetas de la época, para el avión y para el hotel, lo que era un lujo en aquellos tiempos, pero también estaba el honor de poder figurar en el mítico Faema.

Pero ya en Milán, hubo un pequeño gran detalle, que a Learco Guerra se le olvidó. Guerra fue un famoso ciclista italiano de los años 30 y que en aquellos momentos era el director deportivo del equipo Faema. Y aquel detalle que pasó por alto fue, nada más y nada menos, que comentarle a su gran corredor Van Looy, que Poblet iba a correr junto a él en el equipo. Fue un error monumental de Guerra, puesto que Van Looy se negó en rotundo a que el catalán formase parte del equipo. El belga aspiraba a la victoria y se consideraba el ciclista más rápido del mundo y evidentemente no podía aceptar integrar a un extranjero con pretensiones dentro del equipo.

Allí se quedó Poblet, compuesto y sin novia, y con una gran cantidad de dinero que no sabía si le pertenecía o debía devolver por no ser finalmente de la partida con el equipo Faema.

Los organizadores de las pruebas, conocieron el problema y trataron de buscar una solución, y aunque fue un tanto disparatada la encontraron. Existía un equipo, el Ignis, que había sido clausurado, al estar el patrón cansado de ver como tras dos años los resultados cosechados eran inexistentes, así que tomó la decisión de invertir en otros deportes, especialmente en el baloncesto. Como la desparición del equipo era reciente, todavía el director deportivo, Berrecchia, tenía el coche, mecánico y masajista, y como todos estaban a punto de quedarse sin trabajo, no fue complicado convencerlos para que pusieran la pequeña estructura al servicio de Poblet. De esta forma si se producía un problema mecánico, al menos tendría una asistencia. También se llamó a ciclistas independientes, que iban por libre, los llamados “isolatos”, y de entre aquellos dispuestos a ayudar a Poblet, se incorporaron al equipo media docena de ellos.

Con ese Ignis de retales, Poblet ganó la Milán-Turín, una semana antes de la gran cita de San Remo. Al ver la portada de “La Gazzetta dello Sport” la secretaría del “comendatore” de Ignis, llamó al patrón para que comprara la publicación. De esta forma tuvo conocimiento de que la portada era para un ciclista que llevaba impreso en el maillot de forma bien nítida la publicidad de la firma Ignis. La siguiente llamada, se la devolvió el patrón a la secretaria, con una sóla pregunta: ¿Quién es Poblet?

Giovanni Borghi, que así se llamaba el patrón, a la semana siguiente estaba apostado en la meta de la Milán-San Remo. Una carrera igual de larga que la actual, que rondaba los 300 kilómetros, pero que entonces se decidía en los cabos –de allí salió la fuga que llevaba, entre otros a De Bruyne, Poblet, Robinson, Planckaert y Schepens-, ya que aún no se había introducido los ahora conocidos cerros del Poggio y la Cipressa. Por delante de ellos iba el italiano Barone, al que dieron alcance, y en un sprint que parecía iba a ir destinado a las manos de Fred De Bruyne quien había ganado en la edición del 56, Poblet le rebasó sorpresivamente en los últimos metros y conquistó la victoria. Al ver el sprint, Borghi se abalanzó a abrazar a Poblet, que estaba sorprendido por la efusividad del que hasta el momento era un desconocido para él.

Tras esta victoria al “comendatore” se le fue de la cabeza la idea de acabar con el equipo, y Poblet, un tanto desencantado con el equipo Faema, se quedó en el Ignis para siempre hasta que en 1962 se retiró. Poblet tenía 29 años en 1957, y la noche del 19 de marzo de 1957, en un hotel de San Remo, Borghi se convirtió en el mecenas de Poblet. Como no tenían papel a mano, firmaron el acuerdo en una cajetilla de tabaco. Cuando el patrón le preguntó por la cifra que debían poner en la ficha, Poblet guardó silencio y decidió dejar la cifra en blanco. Finalmente Poblet recibiría unos dos millones y medio de pesetas de la época, lo que le convertían en uno de los ciclistas mejor pagados de su tiempo.

Ya en la Milán-San Remo del año 58, llegó un grupo de 70 unidades al sprint, con victoria final de Van Looy por delante de Poblet y Darriagade. También en la edición de la París-Roubaix de ese mismo año se vio nuevamente relegado a la segunda plaza al ser batido por De Bruyne.

En la edición del año 59 se cumplía el cincuentenario de la prueba. Hay que recordar que desde el año 1907 que fue cuando se inició la historia de esta prueba, no se ha celebrado la carrera en 1916 a causa de la Primera Guerra Mundial y en 1944 y 1945 también por motivos bélicos, en concreto por la Segunda Guerra Mundial. En aquella edición se vivieron numerosos escarceos a lo largo de la prueba, pero a falta de 15 kilómetros se reagrupó el pelotón en aproximadamente 90 unidades y ante los mejores sprinters del mundo, se impuso Poblet por delante de Van Steenbergen, Van Daele, Demulder y Van Aerde.

En 1960 el recorrido de la clásica italiana sufrió un cambio en su recorrido, ya que por primera vez se incluyó la ascensión del Poggio a escasos kilómetros de la meta. Quizá esta circunstancia pudo influir para que Poblet no volviese a ocupar puesto de honor en la Classicissima.

Una vez abandonada la competición, continuó ligado a la firma Ignis puesto que gracias a él se abrió la puerta a los frigoríficos eléctricos en España, colaborando en la instalación de la fábrica de Ignis en Barcelona. Para ello tuvo que utilizar su fama para superar las trabas del franquismo ya que en aquella época no podía haber empresas con más del 50% del capital en manos extranjeras. Más tarde, se recordarían aquellos frigoríficos de la marca Ignis como los que encandilaron a Carmen Polo y Martínez-Valdés, la esposa del dictador español, Francisco Franco Bahamonde. Pero esta es otra historia.

21 de marzo de 2007

1 x 5 = Oscar Pujol

A lo largo de la corta vida ciclista uno recoge más sinsabores que alegrías. Bien lo sabe Oscar Pujol Muñoz, pucelano de adopción, llegado al mundo un 16 de Octubre de 1983 en la localidad catalana de Terrasa (Barcelona). El ciclista no sólo lo conoce por su propia experiencia, sino que por parte de su progenitor ya venía advertido de antemano de la singular paradoja del deporte del pedal, un deporte por el que se padece más que se disfruta y sin embargo engancha como ningún otro.

Y es que en casa de Oscar Pujol se respira ciclismo. Su padre Juan Pujol fue profesional desde 1976 hasta 1984. Una longeva carrera ciclista en la que atesoró un palmarés de cuatro victorias de las consideradas menores. Se inició en el equipo Kas y abandonó el ciclismo con los colores del equipo Hueso, y a lo largo de los 9 años en los que estuvo como profesional también tuvo oportunidad de vestir los colores del Transmallorca-Flavia, Colchón CR y Kelme en dos ocasiones diferentes. Pero en casa de los Pujol-Muñoz el ciclismo no sólo es cuestión de hombres, ya que a la jovencita Cristina Pujol también la veremos pedalear vestida en este caso con los colores del equipo Mérida-Monteoro.

Aunque ya hace tiempo de la retirada de Juan Pujol, al igual que sus hijos sigue activo inmerso en el mundo del ciclismo en la vertiente de auxiliar, de la que es todo un veterano, tras haber pasado por equipos tales como Reynolds, Banesto o Phonak, en la actualidad forma parte del cuerpo técnico del equipo Astana.

Óscar Pujol ha comenzado en el 2007 su sexta temporada en la categoría amateur y continúa al mismo nivel, incluso a uno superior, que mostró la temporada pasada enrolado en las filas del equipo Diputación de Ávila. Ya ha estrenado el casillero de victorias del remozado y elitista equipo del Azpiru-Ugarte que comanda Ketxus San Emeterio y que tiene en el sin par Mikel Azparren el alma mater del proyecto. Ambos han confeccionado un equipo con las más firmes promesas del ciclismo guipuzcoano que han saltado en el último año desde la categoría junior complementando el conjunto con una pléyade de ciclistas castellano-leoneses con experiencia en la categoría aderezados con la exótica presencia de dos ciclistas extranjeros de buen nivel, que posibilitará, al remozado equipo, presentarse en cualquier prueba ciclista con opciones a todo, algo que por lo que debe congratularse el ciclismo guipuzcoano, puesto que a partir de ahora ya no sólo está el conjunto Bidelan-Kirolgi para interpretar ese papel.

Pero la victoria de Óscar Pujol en la IV Aitzondo Klasika es un punto y seguido para alcanzar uno de los grandes objetivos que tiene en esta temporada. Como no puede ser de otra forma, el punto de mira lo tiene fijado en la prueba más prestigiosa de cuantas están reservadas para la categoría amateur, el “XXXVI Memorial Valenciaga” que se disputará el primer día del mes de Abril.

En la villa armera tiene una cita con la magia de una prueba en la que se respira el característico ciclismo que sólo ofrecen las grandes ocasiones. Una prueba en la que con sus 172 centímetros de estatura y sus 56 kilos de peso, volará coronando Ixua y San Miguel camino de meta, en unos últimos kilómetros decisivos y trepidantes a los cuales debería llegar en solitario ya que en una llegada conjunta, la punta de velocidad del ciclista de Valladolid se puede ver superada por la de cualquier otro compañero de viaje.

Pero para llegar hasta aquí no han sido pocos los malos momentos por los que ha atravesado, a razón de cinco a uno como bien le advertía su padre cuando decidió hacerse ciclista. En su andadura por la categoría amateur se inició en el modesto Unitec durante sus dos primeros años, en los que cambió de colores en el tercero para dar el salto a uno de los tradicionales y potentes equipos de la categoría, el equipo Cafés Baqué. No fue fructífera la temporada en el conjunto cafetero y en sus dos últimas temporadas arropado por Victor Sástre en el equipo Diputación de Ávila, pudo salir, y de que forma, de una lesión en sus pies que le impedía no sólo pedalear sino también caminar.

Tiempos de impotencia y resignación en los que una vez despojado de los problemas pudo recobrar la sonrisa traviesa que le caracteriza y con una regularidad asombrosa dio un salto de calidad como ciclista para destacar por encima del resto cuando la carretera serpenteaba entre cumbres. En estos primeros compases de temporada está confirmando todo lo bueno que mostró el año pasado y tal circunstancia irremediablemente le catapultará al profesionalismo la temporada 2008. Quien antes simplemente pensaba en caminar con normalidad ahora tiene en la mente dar el salto al ciclismo profesional, no sin antes dejar su impronta de gran ciclista en la categoría amateur. Parte con una ventaja respecto al resto, y es que él ha aprendido a sufrir, y sabiendo sufrir se sufre menos.

13 de marzo de 2007

3P: El gran pedalista cubano

Un día como hoy del pasado mes de Febrero se ponía en marcha la 32ª Edición de la Vuelta Ciclista a Cuba. 14 días de kilómetros recorriendo la Isla de punta a punta. Allí estaba presente el equipo Viña Magna-Cropu, que tuvo un protagonismo estelar gracias a Víctor Manuel Gomes Colinas y el joven portugués, fichado este año, Bruno Lima Antero.

Con el suceder de las etapas el empuje español fue decayendo, puesto que para ellos ni tan siquiera había dado comienzo la temporada europea, y los ciclistas locales fueron paulatinamente accediendo a las posiciones de privilegio. Pero, para sorpresa de la afición cubana, la victoria final no se quedó en la Isla, sino que fue a parar a las manos del canadiense Svein Tuft (Symetrics System), que durante toda la vuelta estuvo agazapado y expectante no muy lejos de los que comandaban la clasificación, para dar el zarpazo ganador en una espectacular contra-reloj individual que le serviría para proclamarse vencedor de la ronda cubana.

Todo estaba preparado para ver de nuevo en lo más alto a Pedro Pablo Pérez, pero no consiguió abrir unas diferencias notables antes de la cronometrada y tampoco pudo acortar las diferencias tras la disputa de ésta. La tecnología ciclista foránea fue el argumento esgrimido para explicar la derrota de un ciclista, al que la mitad del pelotón, es decir, los ciclistas cubanos participantes, rendían servidumbre a pesar de no vestir la misma camiseta.

Y es que el más grande de los ciclistas cubanos no estuvo al nivel esperado e incluso hay quien dice que el joven Arnold “El Chiqui” Alcolea, el ciclista que supuestamente tomará el testigo de Pedro Pablo Pérez cuando este abandone el ciclismo, estaba en una mejor forma física que el ídolo de Taco-Taco.

Pero su segundo puesto está ahí, y aunque su pareja sentimental, la campeonísima Yoanka González está muy centrada en su actividad ciclista dentro del velódromo, Pedro Pablo Pérez, está más cerca de abandonar el ciclismo que de reeditar una nueva victoria. No es lo primera vez que el ciclista cubano advierte de su próxima retirada, pero como ha ocurrido siempre, es muy probable que continue compitiendo y partirá de nuevo con la vitola de gran favorito en la próxima edición de la Vuelta a Cuba. No obstante, por si fuese cierto, no está de más, repasar su trayectoria.

La historia de este ciclista empieza un 7 de Febrero de 1977 en Guanajay (Cuba). Pronto, las circunstancias familiares le llevaron a mudarse hasta el pueblo pinareño de Taco-Taco cuando contaba 7 años. Era un niño inquieto y sus padres Frelle Esther y Pedro Pablo Pérez repetían una y otra vez: “Este será la cara deportiva de la familia, siempre está corriendo, saltando y haciendo ejercicios”.

A pesar de esto, el primer deporte en el que se inició, el Ajedrez, no guardaba relación con las inquietudes del joven, y, así de esta forma, enseguida lo abandonó. Entonces, cambió el tablero por la piscina, y enseguida demostró sus dotes deportivas. Premios en Juegos Provinciales y la posibilidad de ir a los Juegos Nacionales Escolares en cada una de sus brazadas. Pero en Cuba no siempre brilla el sol, y el invierno en una piscina a la intemperie es más duro de lo que uno en principio pudiese imaginar. Así que también abandonó la pileta y comenzó a darle patadas a un balón de fútbol.

A decir verdad, el arte de patear un balón nunca le favoreció. Unas veces porque le quedaba demasiado grande el terreno, otras tantas porque representaba muy poco para sus inmensas condiciones físicas, correr y correr detrás de la pelota. Así, más por casualidad que por otra cosa, en Julio de 1986, Pedro Pablo Pérez, subió a una bicicleta, no por hobby, sino de modo definitivo. Cosas de la vida, al año siguiente la Vuelta Ciclista a Cuba entró en San Cristóbal y dentro de los miles de pobladores reunidos en las aceras del pueblo estaba él con una turba de niños que querían ser como Sergio “Pipián” Martínez, Aldo “Búfalo” Arencibia o Eduardo Alonso.

A su madre le disgustó sobremanera tal elección y sólo la aceptó sin traba cuando el muchacho cumplió 15 años. El ascenso a la cúspide nacional del ciclismo de ruta era espinoso, pero lo lograría. Y comenzaron las caídas, los codazos en las carreteras, los brazos partidos por accidentes y también la lluvia de premios en la Isla y en tierras foráneas. Su primera Vuelta Ciclista Internacional le deparó una de sus más recordadas y placenteras alegrías: tercer puesto en la clasificación general y monarca de la montaña en el Giro de Yacambú (Venezuela) en Agosto del año 1994. El joven de Pinar del Río venía cargado de osadía y ganas de triunfar desde bien temprano. Y tal demostración convenció.

Camisetas amarillas de líder en Uruguay, Martinica, Perú, así como las de vencedor en la modalidad de regularidad en la importante Vuelta al Táchira, 2001 y 2002 –segundo torneo de ruta más relevante de Latinoamérica- se sumaron rápidas a su amplia cosecha de medallas, incluidas las alcanzadas en citas multideportivas centroamericanas (Maracaibo 1998) y panamericanas (Winnipeg 1999 y Santo Domingo 2004), y al segundo lugar de la ruta en el Campeonato del Mundo (Categoría B) en Uruguay en el año 1999.

Nada de olvido. La Vuelta a Cuba es el aval histórico más importante del joven pedalista. Al retomarse la principal ronda por etapas de la Isla en el 2000 ya se clasificaba como el mejor rutero del país. En esa edición mantuvo la condición de líder desde la segunda etapa, algo pocas veces visto en estos clásicos. Doce meses más tarde, febrero del 2001, el embate europeo amenazó sus aspiraciones de reeditar el triunfo. Sin embargo, toda Cuba lo vio cruzar primero en el Capitolio de La Habana tras trece días de intenso bregar. Segunda corona más que merecida, de punta a punta.

Desde los niños más pequeños hasta las mujeres ajenas al deporte, los abuelos dormidos en sus sillones y por supuesto, los fieles seguidores de la disciplina, reconocían en él al nuevo “rey de las carreteras cubanas”. La fama comenzó a reservarle anécdotas únicas, imposibles de narrar por temor a dejar fuera las más impactantes. “A mí no me gusta la fama, por eso llego a un lugar y la mayoría de las veces digo otro nombre para no recibir atenciones diferenciadas. Simplemente porque soy uno más del pueblo y no creo hacer nada superior o extraordinario que merezca tal distinción o diferencia”.

Su tercera participación en la Vuelta (2002) reservó quizás la prueba más dura y amarga de cuantas enfrentó en estas lides. El tercer lugar final, detrás de dos ciclistas profesionales del equipo Mapei-Quick Step, uno de los cuatro más relevantes del orbe, evidenció arrojo, valentía y calidad. La inferioridad de la técnica y el escaso roce con el ciclismo de primer nivel decidieron la carrera a favor del conjunto dirigido por aquel entonces por Josean Fernández “Matxin” y pese a haberle puesto corazón, alma y voluntad a cada pedalada, sucumbió ante el italiano Filippo Pozzato y el austriaco Bernhard Eisel. “Contento, pero insatisfecho”, declaró entonces.

Y así lo encontramos en el 2004. León hambriento por ganar una nueva Vuelta. Y de punta a punta de la Isla vistió de amarillo su tercera corona en estas lides. Desterrado aquellos tiempos en que la falta de recursos y algunas decepciones personales le hicieron pensar en abandonar el deporte, las nuevas ambiciones de su vida enfilan a regalarle más triunfos a su familia, en especial a su niño –también Pedro Pablo-, a quien desearía aplaudir como pelotero o músico, nunca como ciclista.

De todas formas, para medir la dimensión exacta de aquel frustrado ajedrecista, nadador o futbolista se necesitan muchas más líneas que éstas y es que para el mejor rutero de Cuba en el último lustro, la felicidad mayor consiste, además de en ganar camisetas de líder, en saber que Cuba y su familia siguen ahí, queriéndole siempre. Esperemos que su satisfacción humana continue ligada al ciclismo y exista la posibilidad de seguir contando sus gestas.


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9 de marzo de 2007

Falta el preámbulo

Comienza la Vuelta Ciclista a Murcia y la tónica del inicio de temporada continua. Un excelente Caisse d´Epargne se alza con la victoria parcial en la persona de José Joaquín Rojas, y todo está preparado para que de nuevo Alejandro Valverde conquiste otra ronda por etapas, haciendo un pleno en el periplo ciclista de competiciones que durante estas semanas se disputa en el Levante peninsular español. Eso sí, la sorpresa, si sucede, será mucho menor que en la Vuelta Ciclista a la Comunidad Valenciana que conquistó la semana pasada, ya que en esta ocasión corre en casa.

Con la disputa durante estos días de la ronda de la Costa Cálida se cierran dos semanas de ciclismo que ya no tienen el preámbulo de antaño, el Trofeo Luis Puig. La temporada pasada supuso su triste desaparición, pero este año, en ese sentido, ha sido más desalentador, puesto que ni tan siquiera se han oído voces hablando de recuperar la prueba, lo que puede suponer que irremediablemente acabe abocada al olvido.

A nadie se le escapa que para Depergo, empresa organizadora de la Vuelta Ciclista a la Comunidad Valenciana y anteriormente también del Trofeo Luis Puig, sacar a la carretera la prueba por etapas no ha sido una tarea sencilla. Siempre con la posibilidad de ser la última edición rondando en el pensamiento de muchos, acaba saliendo a la carretera con el apoyo de las instituciones y de entidades privadas como la siempre fiel entidad bancaria “Bancaja”.

En el año 2006 no se celebró el Trofeo Luis Puig y para el 2007 ni tan siquiera se ha hablado de recuperar la prueba. A buen seguro que bastante tienen los organizadores con sacar adelante la Vuelta Ciclista a la Comunidad Valenciana como para pensar en el Trofeo Luis Puig. El aumento presupuestario para formalizar la retransmisión de una competición ciclista ha llevado a la desaparición a no pocas pruebas. Sin embargo, desde el punto de vista de la memoria histórica, uno que esto escribe hecha en falta el homenaje anual que con la carrera ciclista se tributaba a Luis Puig.

A día de hoy, vivimos una convulsa actividad federativa al más alto de los niveles. Bueno, en realidad, la actividad federativa de nuestro tiempo es irracional en cualquiera de sus niveles, y esto está encaminando al ciclismo hacía una pérdida de identidad y objetivos. La desacertada labor del irlandés Pat McQuaid al que encaminó su predecesor, el holandés Hein Verbruggen, nos hace recordar con nostalgia y añoranza la figura de Luis Puig Esteve.

Luis Puig Esteve ha sido el único español que ha presidido el máximo organismo internacional del ciclismo. No podemos considerar como presidente electo a Juan Bautista Soler Seuba, ya que ocupó el cargo de forma interina tras la muerte del francés Achille Joinard en el año 1957 al ser el vicepresidente más antiguo. Este catalán de San Vicente de Castellet (Barcelona), rigió de forma provisional la UCI hasta que fue elegido el nuevo presidente.

De aquella elección resultó elegido el italiano Adriano Rodoni, que permaneció la friolera de 23 años en el cargo. Al igual que Joinard, a Rodoni también le sorprendió la muerte ocupando el cargo presidencial, y tras la vacante, fue elegido como presidente el valenciano de L´Alcudia, Luis Puig. Ocupó la presidencia desde el 27 de Noviembre de 1981 hasta el 31 de Julio de 1990. Es lo mismo que decir, que fue presidente durante 8 años, 8 meses y 4 días.

Luis Puig falleció en el hospital La Fe, de Valencia, víctima de un infarto cerebral a la edad de 75 años. Meses antes del fallecimiento estuvo internado en el mismo hospital también por problemas vasculares cerebrales, pero en este segundo ingreso entró en coma irreversible a las pocas horas, falleciendo el 31 de Julio de 1990.

Desde Depergo (Deportes Pérez Gomar) a Manolo Pérez no le cuadran las cuentas desde la venta de Unipublic a Antena 3. Las acciones de Enrique Franco (33%), Eduardo Franco (28%) y de Felipe Sáenz de Trápaga (28%), así como la de los pequeños accionistas pasaron a manos de Antena 3. Con el gran desembolso económico realizado por Antena 3 se esfumó la mano amiga de muchos años y las retransmisiones televisivas así como la infraestructura ciclista ha supuesto un aumento significativo de los gastos.

Sin embargo, otro año más se ha podido hacer frente con las aportaciones complementarias de la Diputación de Valencia, de la Generalitat y del Ayuntamiento de Valencia, grandes artífices de que la Vuelta se haya podido celebrar. El ciclismo a nivel profesional se mueve por unas angosturas económicas que sus organizadores se ven obligados a realizar auténticos trabajos de orfebrería para poder sacar su carrera cada año.

Sin embargo no se ha podido rizar el rizo, y el Ayuntamiento de Benidorm no respaldó la prueba que llevaba el nombre del ex-presidente de la Unión Ciclista Internacional. Y tampoco volver a solicitar un plus económico a las instituciones públicas para otra prueba ha tenido la respuesta deseada, así que para no perder dinero, que no hay que olvidar que una empresa de organizaciones ciclistas, es una empresa y como tal, destinada a ganar dinero está, decidieron olvidarse de la prueba de un día y centrarse en la competición por etapas.

Una lástima que desaparezca así una prueba que llevaba el nombre de Luis Puig, quien llevó las riendas del ciclismo profesional con mano de hierro y en la línea ciclista deseada y consensuada por todos los estamentos ciclistas. La situación ciclista actual, debería servir para recordar la figura de este incansable valenciano con más fuerza que nunca.

Entiendo perfectamente que no es el mejor momento en España para que una prueba ciclista vuelva a reaparecer, pero el nombre de Luis Puig bien lo merece, y aunque no vuelva a disputarse la prueba en el 2008, espero y deseo que no quede en el olvido, y que se trabaje, poco o mucho por recuperarla. El ciclismo se lo debe a Luis Puig.

1 de marzo de 2007

¿Vamos por el buen camino?

Cuando uno gira la cabeza para mirar al pasado, le produce vértigo observar lo rápido que pasa el tiempo. Así uno no deja de sorprenderse cuando contempla como en el año 2007 cumplirá la tercera temporada dentro del pelotón profesional Arkaitz Durán Aroca.

Este mocetón alavés será uno de aquellos ciclistas que esté constantemente en boca del aficionado en los próximos años. Y no deja de ser curiosa la circunstancia, ya que a pesar de su juventud y de su inexistente palmarés, se hablará de él independientemente de que triunfe o fracase en este complicado mundo de las dos ruedas.

Esa etiqueta distintiva de ciclista especial que nos lleva a contemplarlo con lupa, tuvo el dudoso honor de colocársela Josean Fernández “Matxin” el día que decidió ofrecerle un contrato de cuatro años de duración con el equipo Saunier Duval-Prodir cuando todavía era ciclista en edad juvenil.

A nadie dejó indiferente las palabras de “Matxin” cuando anunció la incorporación de Arkaitz Durán, nada más y nada menos, que para el conjunto profesional. Unas supuestas condiciones físicas excepcionales para este deporte, avaladas por el entonces médico de Saunier Duval-Prodir y preparador del joven ciclista, Iñigo San Millán, decían que el joven ciclista arrojaba a tan temprana edad los valores físicos de un ciclista profesional de nivel medio-alto. Están, por otro lado, aquellos que opinaban y opinan que la incorporación del ciclista se debía única y exclusivamente a razones publicitarias, puesto que lo inusual del fichaje atrae a los medios y permite a Saunier Duval-Prodir un jugoso espacio en prensa que se repite cada cierto tiempo.

Arkaitz Durán Aroca nació un 19 de Mayo de 1986 en Vitoria-Gasteiz (Álava) y es hijo de Benito Durán Corbacho, uno de los mejores especialistas nacionales de ciclo-cross en la década de los ochenta y principios de los noventa. De tal palo, tal astilla que se suele decir. A ciencia cierta y a pesar de pertenecer al mismo árbol genealógico, las similitudes entre ambos se limitan tan sólo al apellido, puesto que cualquier parecido entre los dos es pura coincidencia. Por un lado, observamos la elegante planta del joven Arkaitz, su estilo refinado sobre la bicicleta y una personalidad que dista mucho de aquel menudo, aguerrido, orgulloso y vivaracho ciclista que fue su padre. Todo nervio sobre la bicicleta, con un estilo en el que primaba el empuje por encima de las exquisiteces.

Y la verdad, es que si algo los ha unido en estos últimos años, ha sido el empecinamiento del padre en llevar al hijo hasta el campo profesional. Desde las primeras pedaladas del vástago, el padre ha llevado al hijo de la mano, pasando por las diferentes categorías en conjuntos que se alumbraban exclusivamente por y para su hijo y desaparecían cuando éste cambiaba de categoría. Incluso, ya en la categoría juvenil, causó un gran revuelo, ver como este joven alavés, emigraba a tierras cántabras en busca de mayor competitividad ciclista enfrentándose a lo más granado del pelotón nacional a lo largo y ancho de la piel de toro, cosa que no podía hacer en su provincia por la obligatoriedad de tomar parte en la totalidad de las pruebas del calendario provincial, que a todas las luces, se le quedaba pequeño en vista de la facilidad con las que se imponía constantemente.

Y es que aquel Benito Durán que trabajaba y entrenaba por la noche con la luz que permitía el alumbrado público, intentó proporcionar a su hijo todas los medios que estuviesen en su mano para que llegase a lo más alto, e incluso en ese afán, cometió la insensatez de apartarlo de los estudios para centrarlo totalmente en la bicicleta.

El ciclista debutó en la categoría profesional un 29 de Mayo del 2005 en su propia casa, concretamente en el GP Llodio. No pasará a la historia como el ciclista nacional que pasó directamente de la categoría juvenil a la profesional, puesto que hasta esa fecha estuvo compitiendo en la categoría amateur, pero el contrato que firmó en la categoría juvenil con el equipo profesional Saunier Duval-Prodir le otorga esa etiqueta de por vida.

En las categorías inferiores, hizo acopio de un buen número de victorias, pero la verdad sea dicha, en las pruebas importantes no demostró en ninguna ocasión la supuesta calidad que atesoraba. Nunca obtuvo ninguna presea en los diferentes Campeonatos de España en ruta en los que participó, y a un primer año en el que confirmó todo lo bueno que venía apuntando el la categoría cadete, le siguió un último año en la categoría juvenil, que con problemas físicos de por medio, no fue todo lo que su progresión ciclista presuponía. Tampoco los resultados internacionales pasaron del anonimato, y ni que decir tiene, que un ciclista juvenil, con unos supuestos valores físicos de un ciclista profesional de nivel medio-alto, debería haberse mostrado con una mayor autoridad ante otros ciclistas de su edad, que en su mayoría no poseen esos supuestos y destacados valores a edad imberbe. El ciclista participó en los mundiales de Hamilton (Canadá) 2003 y Verona (Italia) 2004 y esto dice mucho en favor de sus cualidades, ya que no es sencillo mantener un nivel tan alto durante los dos años de permanencia en la categoría, pero a decir verdad, en la segunda temporada el no haberlo incluido en el combinado nacional, no hubiese sorprendido a nadie.

Parece que fue ayer mismo, pero en esta su tercera temporada en el profesionalismo hará el debut en su primera grande, la Vuelta a España. En su día firmó un contrato por cuatro años en los que la formación ciclista iba a primar por encima del cualquier resultado. La lógica escalonada del ciclismo hubiese dicho que era más adecuado pasar ese tiempo o parte de él en la categoría amateur, sin embargo el se iba a saltar ese peldaño e iba a hacer ese proceso formativo en la categoría profesional. Es un caso tremendamente excepcional, pero que nada tiene de negativo, siempre y cuando la planificación sea conducida con el criterio prioritario del cuidado al ciclista. Sin embargo, cuando contemplamos que ha disputado pruebas realmente importantes, uno se pregunta si el ciclista está siendo llevado por la senda correcta.

Como el propio Arkaitz Durán ha comentado en varias ocasiones, a día de hoy, no tiene motivos para pensar que algún día no pueda ser un vencedor del Tour de Francia. Todavía queda mucho para ese futuro día, si es que llega alguna vez, pero paulatinamente los ciclistas del año 1986 se van incorporando al ciclismo profesional y abriendo su propio hueco dentro de los equipos más elitistas. El más notable de todos los pertenecientes a esa generación, es, hasta la fecha, Gerald Ciolek (T-Mobile). Este ciclista alemán se dio a conocer cuando pasado de la categoría juvenil y enrolado en el equipo AKUD Arnolds Sicherheit obtuvo el Campeonato de Alemania del 2005 por delante de Robert Förster y de todo un Erik Zabel. Potencia, desparpajo, arrojo y valentía son sus atributos ciclistas, con los que conseguido el título de Campeón del Mundo Sub´23 (Salzburgo 2006), que lleva bajo su brazo a su nuevo conjunto, T-Mobile, conjunto alemán que siempre ha destacado, entre otras cosas, por contar siempre con algún gran velocista en su filas. Su futuro se vislumbra esplendoroso en cuanto a sus posibilidades de victoria en las pruebas que se vean abocadas a un sprint masivo.

Pero si hay un equipo que verdaderamente ha apostado por la generación del 86 ha sido el conjunto italiano Liquigas, concretamente con los ciclistas Eros Capecchi y Roman Kreuziger. Ambos ciclistas han pasado por las categorías inferiores destilando gotas de clase en cada pedalada que han traducido en grandes logros internacionales.

Eros Capecchi guarda una fisonomía similar a la de Arkaitz Durán, incluso Josean Fernández “Matxin” intentó incorporar a “Cape”, pero tanto Eros como Chiara Capecchi entendieron que lo mejor para su futuro era incorporarse a la disciplina del equipo italiano Liquigas y cortesmente dijeron no a la oferta del Saunier Duval-Prodir.

Y es que es precisamente eso, el futuro, lo que se siembra en estos momentos. Todos los caminos son finalmente buenos si llevan al lugar deseado, pero salta a la vista que el de Arkaitz Duran no guarda similitud con el del resto de ciclistas de su misma edad y categoría. Cuando uno observa donde ha tomado parte el ciclista alavés no puede evitar pensar que la exigencia de las pruebas en las que participa no está en la teórica senda del camino correcto. Por el lado contrario, en el equipo de Roberto Amadio se mima a Capecchi o Kreuziger llevándoles a competir en pruebas de segundo nivel en las que aprender y progresar adecuadamente en este deporte. El ciclista alavés ya sabe como se las gastan en pruebas exigentes como París-Niza o Vuelta al País Vasco, donde incluso fue protagonista el día que la carrera llegaba a su casa, o en pruebas de la categoría y la historia de Flecha-Valona, Lieja-Bastogne-Lieja, Amstel Gold Race o París-Tours.

La verdad es que el ciclista no ha mostrado carencias, y bien podría pasar por uno de esos jóvenes de 24 años que acceden al profesionalismo tras varios años en la categoría amateur, pero Arkaitz Duran ni tan siquiera había cumplido todavía los 20 años cuando disputó algunas de ellas.

Josean Fernández “Matxín” dio un paso al frente en su momento ante las críticas por la incorporación y dejo claro a todo el mundo que estaba convencido de las cualidades y posibilidades de este joven ciclista sobre el que tiene una inquebrantable fe, personalizando totalmente en su persona la responsabilidad de la contratación. En su opinión el tiempo pone a cada uno en su sitio y el lugar de Arkaitz estará dentro de los importantes del mundo del ciclismo. Personalmente me conformo, que cuando el tiempo ponga a cada uno en su sitio, al joven ciclista no le corresponda el rincón de los juguetes rotos.

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