28 de enero de 2008

Veni, vidi, vici

Veni, vidi, vici. Estas tres palabras quizá constituyan el parte de guerra más corto que se haya escrito jamás. Julio César usó esta frase dirigiéndose al senado romano, describiendo con ella su victoria, sobre Farnaces II del Ponto, en la Batalla de Zela. El comentario, un tanto lacónico -traducido «vine, vi, vencí»— servía por un lado para proclamar la totalidad de la victoria de Julio César como para recordar al senado su destreza militar.

En la guerra sin armas que es el ciclo-cross, el holandés Lars Boom ha hecho propia la frase del líder militar y político romano. Además no en una batalla cualquiera, sino en la más importante de cuantas se disputan en la bella especialidad ciclista invernal.

El joven talento holandés ya avisaba de sus intenciones hace un año. Tras conquistar el maillot arco iris en Hooglede-Gits dentro de la categoría Sub´23 lo anunciaba sin titubeo alguno. Y es que, una vez finalizada su estancia en la categoría, se marcaba el objetivo ahora dentro la categoría Elite, de conquistar de nuevo el campeonato del mundo, para de esta forma, dar por cumplido su objetivo en el mundo del ciclo-cross y centrarse en el ciclismo de ruta. Llegar a la cima en el ciclo-cross para intentar averiguar cual es el techo en la ruta. Así de simple y complejo al mismo tiempo.

De cualquier otro ciclista, bien pudiéramos pensar, que en un momento de excitación por la victoria, las palabras exclamadas son fiel reflejo de un período de locura transitoria. O mejor dicho, de incontinencia verbal, propia de un joven, que aún tiene todo un mundo por descubrir. Pero no es el caso de Lars Boom, este ciclista no es como los demás.

Boom llegaba como uno de los grandes favoritos a Treviso. Posiblemente el más favorito de todos, y cumplió con los pronósticos. A decir verdad, su victoria no se gestó de la forma autoritaria que había demostrado en sus últimas actuaciones, y es que el campeonato del mundo es una carrera diferente, incluso para aquel que llega como favorito.

Salió desde la mismísima salida, decidido a ir a por la victoria, abriendo un hueco, que nos hacía pensar que salía decidido, a resolver por la vía rápida la carrera. Sorprendentemente, el intento fue abortado por un ciclista inesperado, el joven italiano Marco Aurelio Fontana, que hizo sencillamente una carrera brillante.

Llama la atención la motivación que encuentra la
Squadra Azzurra cuando compite en territorio transalpino y especialmente cuando la prueba posee la significativa relevancia de la celebrada en Treviso. Dan todo lo que se espera de ellos y más, y ese fue sin duda el caso de Marco Aurelio Fontana que realizó una carrera que ni el mismo hubiese imaginado momentos antes de salir.

Se esperaba a Enrico Franzoi como ciclista italiano con posibilidades de codearse con lo más granado del pelotón internacional, pero Fontana era el ciclista, para deleite de los aficionados locales, que marcaba el ritmo de la prueba en sus primeras vueltas.

El ritmo, siendo vivo, no era asfixiante. Esto posibilitó la formación de un gran grupo cabecero, que superaba la veintena de unidades. Inaudito a la vez que maravilloso, poder contemplar como el abanico de posibilidadades al triunfo era más amplio que nunca, y asi mismo, espectacular observar la destreza técnica y el equilibro de los ciclistas ante la sorprendente masificación.

No tuvieron la fortuna los ciclistas españoles, cuya salida condicionó las posibilidades de optar con mayor facilidad a enlazar con el grupo de cabeza. Curiosamente, los ciclistas ya salían más atrás de lo que deberían haber salido, por no estar computados los puntos del Campeonato de España, la prueba donde más puntos pueden obtener los ciclistas españoles. Otro dato más que añadir al cúmulo de despropósitos federativos que tiene este país.

Por delante y cubierto el primer tercio de carrera, los ciclistas ya se habían sacudido los nervios iniciales, así como Fontana había conseguido calmar su fogoso ímpetu inicial. La relativa calma se vió alterada por el ataque de Radomir Simunek Jr., con la intención de desperezar al grupo, y sorprender a sus rivales.

La realidad, es que los ataques no pasaban más allá de ser fuegos de artificio a estas alturas de la prueba, ya que enseguida el grupo abortaba cualquier intento, gracias a la altruista labor de Fontana y a dos ciclistas, que ya comenzaban a demostrar que eran los más fuertes de la prueba, Francis Mourey y Lars Boom.


Así, a pesar de la aparente clama, la tensión se palpaba dentro del grupo, y ello hacía que el ritmo se ralentizase en las zonas menos complicadas del circuito. Tal circunstancia imposibilitaba que el grupo se fraccionase, y superado el ecuador de la prueba, el grupo de corredores que transitaba en pelotón seguía siendo igual de numeroso.

Intentonas de Zdenek Stybar, Klaas Vantornout, incluso de Sven Nijs se puedieron observar mediada la prueba, pero simplemente servían para fraccionar momentaneamente el grupo y no para descolgar a ciclistas. Siguiendo ésta dinámica vuelta tras vuelta, la carrera tuvo un punto de inflexión inesperado.

Ya inmersos en la séptima vuelta de las nueve que finalmente tendrían que completar los ciclistas, cuando la cabeza de carrera rodaba por una bajada sin aparente dificultad, el galo Francis Mourey se fue al suelo al perder el control de su bicicleta. Ahí acabaron sus posibilidades reales de coronarse campeón del mundo. El año pasado se quedó sin participar en el mundial por una caída previa a su participación en al mundial, cuando se encontraba en el circuito reconociendo con su bicicleta el trazado. En esta ocasión, la diosa fortuna, ha querido que se quedara a poco más de un cuarto de hora de alcanzar su sueño, o al menos, de intentarlo hasta el último momento.


Volverá, sin lugar a dudas, a intentarlo ya que sabe que tiene opciones reales de hacer algo grande en el mundo del ciclo-cross. Treviso podía haber sido ese lugar especial, pero a buen seguro que el destino sabrá recompensar su cúmulo de desgracias en los mundiales.

Y si de infortunios mundialistas hay que hablar, pues Bart Wellens no tiene nada que envidiar a Mourey. Sin quererlo el ciclista belga, al igual que en la edición pasada, se volvió a ver implicado en la caída determinante, lo que mermó sus posibilidades finales, aunque a decir verdad, en ningún momento se pudo observar al ciclista con posibilidades de luchar por algo importante.

La caída hizo que el nerviosismo cundiese dentro del grupo y comenzaron a desatarse las hostilidades cuando quedaba poco menos de un cuarto de hora para concluir la prueba. La presencia francesa no desapareció con el abandono de Mourey, puesto que John Gadret, dejó constancia de su presencia en carrera, realizando su intento de ir en solitario a por la victoria. El ciclista galo comprobó metros más tarde, que la conquista del triunfo no estaba a su alcance, al ser engullido por el grupo.

En el ciclo-cross actual, los ataques se amparan en un violento cambio de ritmo y una veloz continuación. Fructífero movimiento cuando el terreno permite que la continuación ponga en dificultades cualquier intento por realizar una persecución. Pero en un circuito como el de Treviso no se daba tal circunstancia. En la localidad italiana hizo un magnífico día climatológicamente hablando, y esto añadido a un trazado que no permitía encadenar zonas comprometidas para hacer más contundente un ataque, posibilitaba una mínima organización para abortar cualquier intento de emprender la marcha en solitario. Siempre es más fácil destruir que crear, y con el protagonismo que cobró
le strade bianche en el diseño del trazado, resultaba muy complicado romper el grupo.

Richard Groeneendaal y Sven Vanthourenhout también buscaron su oportunidad a falta de una vuelta pero también les resultó imposible.
Sólo, cuando Lars Boom se decidió a ir a por el triunfo, el grupo se rompió en mil pedazos. Y sin mediar un ataque, sólo imponiendo su poderoso rodar, abrió un hueco suficiente como para llegar sólo a meta sin que nadie pudiese hacer nada por evitar su victoria.

Por detrás, Erwin Vervecken lideraba la persecución, con Zdenek Stybar y Sven Nijs a su rueda. En el sprint se impuso, el no menos joven Stybar, al igual que Boom debutante en la categoría, obteniendo de esta forma la medalla de plata. Con el bronce se tenía que conformar Sven Nijs, que en ningún momento dio síntomas de flaqueza a diferencia de lo mostrado en las últimas en las que había competido. Se quedó sin el maillot arco iris, simple y llanamente debido a que había un ciclista más fuerte que él, Lars Boom, que curiosamente estaba en su mismo equipo.

Y digo equipo y no selección, puesto que Vervecken fue el único de los ciclistas que intentó dar caza al ciclista holandés, mientras que Nijs en ningún momento ofreció colaboración alguna. Da la sensación que para los ciclistas belgas, cualquier ciclista merece ser el vencedor, antes que otro compatriota. Cuestiones de rivalidades comerciales, y herencia de temporadas de luchas fratricidas sin cuartel.

El veterano ciclista belga, jugó perfectamente sus bazas, conocedor de que la carrera se jugaría en las últimas vueltas, pero no puedo responder como a él le hubiese gustado al ataque de Boom. Pero como no podía ser menos en un mundial, Erwin Vervecken volvió a cumplir como lo hacen los grandes.


Por detrás del cuarteto que se jugó las medallas, las dos sorpresas del día, con un apretado sprint, en el que Radomir Simunek Jr. se imponía a Marco Aurelio Fontana y a Sven Vanthourenhout. Mientras Christian Heule hacía lo propio con John Gadret y Klaas Vantornout para completar las diez primeras plazas.

En cuanto a los españoles, satisfacción en el rostro de Isaac Suárez, por la carrera desarrollada. El sabe mejor que nadie que significa una prueba de este calibre y especialmente como debe ser afrontada. No salió nada mal a pesar del lugar desde el que partía, entre otras cosas, por adelantarse en la salida unas posiciones mostrando un toque de pillería que no dudó en imitar también Hermida. Pero desgraciadamente no tuvo la fortuna de enlazar con el gran grupo. Buscó la rueda que le marcara el ritmo, y con la sapiencia que posee a la hora de calibrar las posibilidades de sus rivales, se soldó magníficamente a la estela del eslovaco Milan Barenyi y a la del italiano Marco Bianco e hizo una carrera en la que siempre tenía a la vista al grupo que iba a luchar por las medallas.

No nos engañemos, que a pesar de los escasos márgenes, las opciones de unos y otros eran abismales, incluso de los que iban en el gran grupo, pero a buen seguro que a Isaac Suárez su actuación le ha supuesto un espaldarazo contundente en su identidad como ciclista, así como le ha posibilitado acallar con este resultado, cualquier voz que dudaba de su presencia en Treviso.

La vigésimo segunda posición alcanzada por Isaac Suárez es como para estar satisfechos de lo mostrado por el ciclista cántabro. De la misma forma se puede hablar de la vigésimo quinta plaza conquistada por Jose Antonio Hermida. Quizá pueda parecer que su resultado sabe a poco, tras las esperanzas que había depositadas en él de alcanzar un resultado mejor que a la ya de por si excelente decimoséptima posición lograda en Hooglede-Gist en su debút mundialista.

Pero su arriesgada salida, le ocasionó una caída, sabedor de que con el hándicap de salir tan retrasado, estaba obligado a acceder a las posiciones de cabeza lo antes posible. En el ciclo-cross donde cabe uno no caben tres, y los pequeños problemas en forma de caídas sin consecuencias y enganchones en los primeros metros de las pruebas tan importantes, acostumbran a ser habituales.

Desgraciadamente, averió su maneta del cambio, y se vio obligado a hacer una heroica remontada desde las últimas posiciones. Quizá de haber entrado en el grupo de cabeza en las primeras vueltas, ahora estaríamos hablando del gran ciclista que es Jose Antonio Hermida por conseguir sorprender a propios y extraños con otro nuevo gran resultado, pero lo que realmente hace grande a un corredor como Hermida, es su actitud y saber estar en carrera.

Sabe que es y que significa un mundial, y no hay contratiempo que altere su más que demostrada competitividad e inequívoca determinación. Esa actitud es la que le hace grande, entre otras cosas, y es como para estar disfrutando de la suerte que tiene el ciclo-cross español al haber conquistado para su causa a un ciclista del calibre que posee el catalán.

Transitando sin opciones a un puesto decoroso completaron su concurso mundialista los otros dos ciclistas que completaban la selección nacional. Javier Ruiz de Larrínaga se clasificó en la trigésimo sexta posición, ubicación que frecuentó prácticamente a lo largo de toda la prueba. Se le observó fuera de lugar, superado por la situación y sin ser capaz de afrontar el reto que supone todo un mundial de ciclo-cross. Ya desde la salida, cuyo inicio le pilló a contra pie, se veía que le faltaba algo para dar todo lo que llevaba dentro, que era bastante más de lo que demostró.

Pagó la inexperiencia. Quedarse corriendo pruebas locales y acumular victorias, mientras otros marchan a correr pruebas internacionales, tiene como consecuencia situaciones como la experimentada en Treviso.

Nervioso en Igorre, y de nuevo en la misma línea en Treviso. Pero, para ser fieles a la verdad, es un corredor que ha crecido en la especialidad como ningún otro, y a buen seguro que el año que viene, con el cúmulo de experiencias y sensaciones vividas durante la temporada de ciclo-cross, responderá como se espera de él.

Unai Yus fue el que deparó el peor de los resultados para el cuarteto de ciclistas españoles con su decepconante quincuagésima quinta posición final. Si a Isaac Suárez su actuación le sirvió para reivindicarse, al veterano ciclista alavés el resultado más bien le ha significado lo contrario. Era un ciclista, a tenor de las palabras de David Seco, que no deseaba incluir el seleccionador nacional, y cuya participación se debía a una imposición de Iñaki Iglesias, por su implicación en la Copa de España.

La realidad es que situaciones de este tipo deben quedar al margen cuando uno es el integrante de la selección, y analizando su actuación, hay que decir que el ciclista alavés no fue ni sombra del ciclista que es. No se esperaba de él que rodase junto a Suárez o Hermida, pero ni mucho menos se esperaba verlo permanentemente durante toda la prueba en los últimos lugares.

Lo más descorazonador de su actuación, fue que la capacidad de reacción que ha demostrado a lo largo de la temporada cuando se ha visto sometido al infortunio, no hizo acto de presencia en un escenario tan importante como el transalpino, cuando ha sido el santo y seña del comportamiento del ciclista a lo largo de la temporada. Mal sabor de boca el que dejó y evidentemente el que le quedó a él.

En definitiva un bonito mundial donde Lars Boom, pasa a la historia al igualar a Radomir Simunek Sr. en lograr la gesta de obstentar los títulos de campeón del mundo en la categoría Junior, Amateur (Sub´23) y Profesional (Elite). Ahí queda eso para el que venga detrás.


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24 de enero de 2008

Póquer de ases

Las cartas ya se están barajando y sobre el tapete verde de la localidad italiana de Spresiano-Treviso, todo esta preparado para dar comienzo a la más emocionante partida del año, que a su finalización coronará al Campeón del Mundo de Ciclo-Cross 2008. Situada a poco menos de 30 kilómetros al norte de la turística Venecia, la ciudad italiana será invadida por miles de aficionados ávidos del mejor ciclo-cross.

Para ello, la organización no ha escatimado esfuerzos a la hora de facilitar que los aficionados disfruten del espectáculo, y de esta forma, el acceso al circuito será totalmente gratuito, así como el transporte público hasta el recinto. Nadie quiere recordar la experiencia de Monopoli.

La zona del Centro Deportivo "Lago Le Bandie", es un precioso enclave reconstruido y recuperado para el disfrute de actividades deportivas. Tras quedar expoliada de los materiales que poseía el terreno en sus entrañas para la construcción de la autopista A-27, la cavidad ocasionada con la extracción, pasó a convertirse en un lago que da nombre el recinto.

Adrie Van der Poel ha sido la persona designada para diseñar un circuito de ciclo-cross en el complejo deportivo. No fueron pocas las críticas que cayeron tras la concepción original del circuito, incluso Hanka Kupfernagel se quejaba de que el trazado tenía más similitud con un criterium ciclista disputado sobre hierba, que con una prueba de ciclo-cross.

Con las modificaciones introducidas en el nuevo recorrido, según propósito del laureado ciclista holandés, el vencedor será el ciclista más completo de cuantos se den cita. Sin cambios significativos, puesto que el terreno no da para más, el trazado permitirá rodar a gran velocidad, aunque una serie de pequeñas colinas servirá, con el paso de las vueltas, para dinamitar la prueba. Además, la superficie resbaladiza que se creará con el continuo rodar de las bicicletas durante el fin de semana, hará que la destreza técnica, aunque de forma menos notable que en otras ocasiones, también tenga su importancia. Un detalle del circuito que no se debe pasar por alto, es que la ubicación de la línea de meta está situada en un tramo ascendente, y esto puede ser determinante en la resolución de las diferentes pruebas, ya que se esperan finales apretados.

Los espectadores que no contemplen el espectáculo en directo, podrán disfrutar del gran despliegue técnico que se realizará para ofrecer las mejores imágenes, incluidas cenitales, de un deporte que posee una belleza plástica como pocos. En la línea de lo exquisito, señalar que los diferentes vencedores de cada una de las pruebas, no sólo se llevarán el preciado maillot arco iris a casa, sino que su victoria también será recompensada con una hermosa obra de arte. La escultura "Il Dinamismo" realizada en 1960 por Toni Benetton ha servido de inspiración a su hijo Giovanni y los maestros vidrieros Marco e Italo Varisco para crear un valioso trofeo que recibirán los cuatro ganadores de las diferentes categorías.

A diferencia de otros años y para fortuna del ciclo-cross mundial, no son sólo los ciclistas belgas quienes aparecen como únicos favoritos. Sin ir más lejos, Lars Boom, el talentoso y joven ciclista holandés, parte como el principal candidato al triunfo final. Hace meses que el titular, en caso de victoria del ciclista de Vlijmen, está preparado y es que de obtener la victoria, pasaría a la historia, junto a Radomir Simunek Sr., por ser poseedor de un maillot arco iris de cada una de las categorías del ciclo-cross por las que ha pasado.

El ciclista holandés lo viene avisando toda la temporada, así que un debutante en la categoría sea el máximo favorito no debe coger desprevenido a nadie. Es más, recientemente en Hoogerheide (Holanda), en la última prueba de la Copa del Mundo de Ciclo-Cross antes de la cita mundialista, el espigado holandés ganó de forma insultante, y es que sencillamente atraviesa por un estado de gracia espléndido, y se ha ganado por derecho propio salir como el gran rival a batir.

Su poderoso y encorvado rodar lo hace merecedor de tal distinción, pero bien es cierto que las dudas que ofrece Sven Nijs, tienen mucha culpa de que el joven ciclista holandés esté situado en tan privilegiado pedestal.

Los últimos resultados de Nijs son negativos. El ciclista es incapaz de mostrar la fuerza de la que ha hecho gala durante toda la temporada, y que le permite asfixiar a todos sus rivales con su progresivo ritmo. Lo preocupante en este caso, es que el ciclista ha hecho saltar la voz de alarma, y es que asegura que no es capaz de encontrar una explicación a su bajo rendimiento, y lo que es peor aún, no está mentalmente en las mejores condiciones para afrontar la prueba transalpina.

Pero, para hacer honor a la verdad, no me creo absolutamente nada de lo que dice. Tengo la sensación, que no se podrá confirmar hasta ver las evoluciones de los ciclistas, que el belga está aplicando una clase práctica de lo que se ha dado en llamar "guerra psicológica".

Ante la imperiosa necesidad de tener una mínima libertad de movimientos en una prueba tan compleja como la que presumiblemente se vivirá en Treviso, está consiguiendo crear la duda en sus rivales y eludiendo, en buena parte, las miradas de todos aquellos que lo veían como el gran favorito.

Es probable que haya estado guardando fuerzas para un circuito que, aunque aparentemente sencillo, está lleno de emboscadas. Para conseguir la victoria en un terreno tan rápido como el transalpino, va a necesitar abrir hueco respecto a sus rivales. Sus opciones de victoria bajarán enteros si el ciclista encara el último giro acompañado, puesto a que a pesar de que ciclista de Baal posee una notable punta de velocidad, ésta sigue siendo su asignatura pendiente a la hora de afrontar los metros finales de una prueba de ciclo-cross. En Treviso, hasta que las cartas no estén boca arriba no conoceremos si Sven Nijs se ha marcado un farol.

Pero Bélgica ni acaba ni empieza con la figura de Nijs, sino que Bart Wellens también ha de citarse, sin ningún género de dudas, como ciclista a tener muy en cuenta. A pesar de que el ciclista de Herentals ha realizado una temporada llena de luces y sobras, si en Treviso es capaz de ofrecer la mejor de sus caras, es indudablemente un hombre capacitado como el que más para obtener la victoria, especialmente cuando una prueba como el Campeonato del Mundo puede salvar a un ciclista de su calibre toda una temporada.

Y es que si de ofrecer la mejor cara en todo un Campeonato del Mundo se trata, hay que completar el póquer de ases con la figura del belga Erwin Vervecken. Ciclista especialista como ningún otro en llegar en el mejor momento de forma a la cita más importante del año. Es el actual poseedor del título y ha pasado desapercibido durante buena parte del año, mostrándose lejos del nivel que acostumbra. Parece que próximo a cumplir 36 años, sus numerosas temporadas en la élite del ciclo-cross internacional van pasando factura, aunque con la habilidad para resolver finales apretados y la transformación que sufre cuando de luchar por el maillot arco iris se trata, será una de las ruedas a vigilar.

Si alguien tiene algo que decir, más allá del cuarteto de principales candidatos al triunfo, es el ciclista francés Francis Mourey. Es el as escondido en la manga. El menudo corredor galo de la Française des Jeux llega con una enorme confianza en si mismo. Motivado como ningún otro ante la cita que lleva meses esperando, llega en el mejor estado de forma posible a la cita de Treviso. La temporada pasada ya alzó los brazos como vencedor en este mismo circuito, y tras el revés que supuso su ausencia a última hora en el pasado mundial, el pequeño ciclista llega con la convicción de que puede hacer algo grande.

El resto de rivales, sin el potencial necesario para alzarse con la victoria, salvo sorpresa como la protagonizada por Jonathan Page en la edición pasada, deberán aprovechar las oportunidades que les brinde el desarrollo de la prueba, y ciclistas como Zdenek Stybar, Enrico Franzoi o John Gadret pueden ser aquellos que cambien el destinatario que la lógica ofrece para el maillot arco iris de la categoría reina de estos, a priori, interesantes Campeonatos del Mundo de Ciclo-Cross.

Fotografía: RFEC

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21 de enero de 2008

Extraño broche final

La temporada de ciclo-cross llega irremediablemente a su fin. Los últimos coletazos en forma de pedaladas se dieron en Ispaster, localidad vizcaína que marca el final de una temporada para la mayor parte de los ciclistas que componen el pelotón nacional y que no habían puesto fin a su actividad ciclopedestre tras el Campeonato de España. Una pequeña minoría continuará compitiendo. Serán aquellos que se den cita en Treviso (Italia) para disputar los Campeonatos del Mundo de Ciclo-Cross.

Un sabor extraño queda, tras degustar la guinda final a una preciosa temporada, a pesar de que a la cita vizcaína ya se llegaba advertido de ello. Una parte del interés de la prueba, llegaba generada por la actitud del seleccionador Fran Plá, al tomar la determinación de cerrar definitivamente la lista de los participantes españoles en el mundial en función de los resultados de varios de los ciclistas que se daban cita en Ispaster.

Dejar en función del resultado de una prueba la elaboración de una lista, dice muy poco en favor del seleccionador, y provoca invariablemente que los ciclistas no afronten la prueba dentro de los cauces de la normalidad.

Recibí con satisfacción el nombramiento de Fran Plá como seleccionador nacional hace unas temporadas, a pesar, de que si de mí dependiese el nombramiento, sin lugar a ningún género de dudas, el puesto lo ocuparía José María Yurrebaso. El carácter del valenciano, su experiencia dentro de la especialidad y el conocimiento que atesora, obligaba a darle un positivo voto de confianza, a la hora considerarlo como persona válida para desempeñar las funciones de seleccionador nacional.

Tiempo después, la circunstancia de tener un seleccionador maniatado por los penosos avatares que se viven en la RFEC, nos obliga a un análisis de su trabajo mediatizado por tal circunstancia. Un círculo de acción limitado hace que no podamos analizar sus funciones del modo deseado.

Desconociendo la motivación que le lleva a ser un seleccionador oprimido en el corsé perpetuo donde la RFEC ha instalado al ciclo-cross nacional, uno quiere pensar, que de los males existentes es el menor, y sin su limitada función, incluso el ciclo-cross viviría en un estado más comatoso ahora que, temporada tras temporada, sus constantes vitales van latiendo con mayor sonoridad.

Uno no alcanza a comprender, como una persona que se ve obligada a no poder desarrollar las funciones para las que ha sido designado, continúa, sin embargo, desempañando su labor. A diferencia de otros que están en nómina de la RFEC, su vida laboral no depende de su labor como seleccionador.

A pesar de lo dicho, bien es cierto que algunas de las decisiones que se toman en el ciclo-cross nacional, son competencia única y exclusivamente del seleccionador y una de ellas es la designación de los nombres de aquellos ciclistas que formarán la selección nacional. Y digo bien nombres, que no plazas.

Me parece extraño que en una carrera como la de Ispaster se dilucide la composición final de una selección. Tan extraño como que deja el criterio del seleccionador en manos del azar y las circunstancias de carrera. Triste argumentación la de un seleccionador, cuyas funciones pueden ser realizadas por cualquier persona, con un simple vistazo a las clasificaciones finales de una prueba.

Así en la carrera que vivimos, enseguida el público concentró su atención en el pedalear de Isaac Suárez (Cantabria Infinita) y David Seco (Spiuk-Froiz). El otrora joven talento del ciclo-cross belga Wesley Van der Linden (Sunweb-Projob) inició la prueba marcando un alto ritmo, con el cántabro Suárez atento a su rueda y el vizcaíno David Seco superando a rivales buscando la estela del ciclista cántabro.

El belga duró un suspiro en cabeza y cuando el vencedor de la edición pasada, Arnaud Labbe (Bouygues Telecom), tomó el mando de la prueba, uno creía estar rememorando la prueba de la edición pasada. El corredor galo iba directo a por la victoria, consiguiendo, a las primeras de cambio, poner tierra de por medio con todos sus rivales, que marchaban agrupados.

Isaác Suárez (Cantabria Infinita) parecía ser el más solvente de todos ellos y comandaba la persecución de un grupo, donde las posiciones se iban clarificando lentamente, encontrando los ciclistas su lugar, en el que sorpresivamente Van der Linden (Sunweb-Projob) desaparecía de las posiciones de privilegio.


El sólido liderato de Labbe, tuvo un sorprendente final, cuando inesperadamente vio como su diferencia se reducía drásticamente y poco tiempo después, ponía fin a su participación en la prueba, abandonando la misma. Extraña actuación.

Recogían el testigo Isaac Suárez (Cantabria Infinita) y Unai Yus (Aidazu-Lankide). Instantes antes, David Seco (Spiuk-Froiz) se veía obligado a apearse de su bicicleta y solventar un pequeño problema en su rueda trasera, sin que esto le ocasionase una gran pérdida de tiempo. No se dio la misma circunstancia poco tiempo después, cuando el ciclista de Busturia rompió la bicicleta, y ahí no pudo solucionar el percance mecánico por sus propios medios, viéndose obligado a despedirse de cualquier opción de cosechar un buen resultado en la prueba, así como de verse dentro de los cuatro elegidos para la cita de Treviso.

La pareja de cabeza, veía como el resurgir de Wesley Van der Linden (Sunweb-Projob), convertía el dueto en un terceto que no permanecería mucho tiempo unido. El ciclista belga puso tierra de por medio y se iba hacia delante, mientras el ciclista cántabro, comenzaba a entrar en crisis, y perdía contacto con Unai Yus.

Dos caras de una misma moneda fue lo que Isaac Suárez nos permitió ver, y es que el ciclista llamado a luchar por la victoria en las primeras vueltas, nada tuvo que ver con el ciclista que finalizó en octava posición, a prácticamente dos minutos del vencedor final.

Era un circuito en el que se podía desenvolver muy bien, en el que el trazado se aprestaba a poder lanzar la bicicleta con velocidad a la vez, que el estado del terreno, resbaladizo por la pátina que aflora al levantarse la hierba ligeramente por el paso de los ciclistas en un terreno blando, posibilitaba mostrar su destreza en la especialidad.

Pero ni era ni debía ser el día para exhibiciones, y verse incapaz de dar alcance a Van der Linden y observar como David Seco estaba muy lejos de las posiciones de cabeza, originó un cúmulo de pensamientos, que realmente lo sacaron de carrera.

Y es que realmente, en el ciclo-cross, con un período tan corto de tiempo de competiciones, no da tiempo para que se produzcan grandes cambios en el estado de forma de los ciclistas. Ni de forma positiva ni tampoco negativa, y es más debido al desgaste mental que soporta la especialidad, los cambios tan drásticos que se producen en las prestaciones de determinados ciclistas, siempre, evidentemente, que la enfermedad no haga acto de presencia.

Un ejemplo de esto mismo es Oscar Vázquez (Aquagest). El ciclista gallego inició la temporada a un nivel superior al que nos había mostrado en temporadas precedentes. Una noticia positiva, que invitaba a una mayor competitividad dentro de la categoría reina, que anhela ver ciclistas rayando a un mayor nivel. No son pocos, los que en el momento en el que observaron que sus victorias dejaron de ser habituales, se aprestaron a ver la razón en el irremediable declive de su rendimiento. Lo más negativo de todo ello, es que la opinión por repetida e insistente, tomó cariz de verdad irrefutable, y acabó por instalarse en el pensamiento del propio corredor.

Se clasificó en sexta posición en Ispaster, y quedó la sensación, de que si hubiese creído más en si mismo durante la primera parte de la prueba, el resultado hubiese sido más brillante. Cuando un ciclista entra en una dinámica negativa pedalea por inercia como un autómata y en el momento en el que Oscar Vázquez empezó a disfrutar, su actitud cambió notablemente a pesar incluso, de una caída farragosa con avería incluida.

La prueba, una vez superada la mitad de la misma, veía como ahora si, Van der Linden pedaleaba sólido hacia la victoria. Por detrás, el alavés Unai Yus, realizaba una carrera con más corazón que cabeza. Dio una exhibición de derroche de energías, que encandiló a los presentes por su falta de reservas y su despliegue de ofensividad. Ciclista de raza y de pelea, que metió su cabeza en el manillar y dio todo lo que llevaba dentro de si hasta la mismísima línea de meta. Algo que desearíamos ver en no pocos ciclistas que se desconectan ante cualquier contrariedad. Tienen en el veterano ciclista alavés un ciclista donde tomar ejemplo.

Pero en el lado opuesto, su derroche de energía no viaja de forma paralela al de su inteligencia. La realidad es que con la vista puesta a una semana de la prueba de Treviso, el desgaste físico realizado se antojaba innecesario, y más teniendo en cuenta que podía haber obtenido un mismo resultado obrando de manera más inteligente.

Y es que independientemente con quien transitara en carrera o donde estuviese situado, su pedalear siempre era ofensivo, buscando el adelantamiento constante, sin darse tregua en ningún momento, ni compartir los esfuerzos con el resto de sus rivales. Se le hizo larga la carrera, perdiendo en meta un tiempo excesivo, que no es reflejo de las oportunidades que tuvo para alzarse con la victoria, o al menos, para considerar las posibilidades reales que tenía de obtenerla.

Justo, de forma totalmente contraria actuó José Antonio Hermida (Multivan-Merida). Y llama la atención, ya que entre Unai Yus y José Antonio Hermida hay más de cuatro años de diferencia de edad y toda una vida de competiciones de ciclo-cross. Pero la cabeza no entiende de disciplinas, y el ciclista catalán hizo la carrera que simple y llanamente tenía que hacer. Salió sin aspavientos, eludiendo el combate, con un soberana tranquilidad para ir paulatinamente entrando en carrera. Progresaba adecuadamente, con una lucidez y una serenidad que llamaba la atención.

En el tramo más complicado del circuito, una peligrosa zona de un gran desnivel descendente, era el único de los ciclistas que la solventaba por la zona soleada y no por la sombría, trazando una línea totalmente recta, a diferencia de aquellos otros que entraban por la aparentemente lógica trazada que la curva invitaba a tomar.

Unai Yus (Aidazu-Lankide) y Javier Ruiz de Larrínaga (Spiuk-Bulletvan) afrontaban el tramo de tal forma, obteniendo ambos unos muy diferentes resultados, ya que mientras el primero de ellos milagrosamente veía como mantenía la verticalidad, el segundo de ellos veía como una y otra vez, caía de su bicicleta.
Hubo otra serie de ciclistas, que más precavidos, tomaban la costumbre de superar tan peliaguda zona con la bicicleta al hombro, y de esta forma evitarse en la medida de lo posible cualquier percance. En este caso, Wesley Van der Linden (Sunweb-Projob) y Constantino Zaballa (LA-MSS) eran el ejemplo de ello.

Procederes distintos para afrontar tan concreto tramo, en el que Hermida no se alineaba junto a ninguna de las dos formas que el resto de ciclistas utilizaba, y eso que mientras la mayoría de sus rivales, entre carrera y carrera calentaban por el circuito, y teóricamente tomaban buena nota de él, el ciclista catalán se mantenía vestido de calle, repartiendo sonrisas y palabras con los pocos asistentes que se dieron cita para contemplar las primeras carreras de la mañana.

Sorprendía notablemente, como ha conseguido pulir, su más que defectuosa forma de cargar la bicicleta al hombro, y a pesar de no ser todo lo ortodoxo que uno quisiera, sorprendió con la velocidad con la que era capaz de patear, superando incluso en velocidad a aquellos que atesoran una mayor destreza técnica.

Fue de menos a más, e incluso, se notaba que podía dar más de si. Avanzaba sólido, adelantando sin prisa pero sin pausa, e incluso en los momentos de contrariedad, como cuando se salió del circuito y perdió un tiempo precioso al enredarse su bicicleta con la cinta delimitadora del circuito, en ningún momento se alteró, y continuó pedaleando con normalidad, a pesar de la frustración que suponía tener que volver a adelantar a sus rivales, por un error como ese.

Pero con un ritmo sólido, fue superando a unos y otros, para alcanzar finalmente la segunda posición. En Treviso (Italia) no existirá reserva alguna y seguramente tendremos la posibilidad de disfrutar de una actuación ilusionante.

Fuera del podium final, se quedó en cuarta posición Tino Zaballa (LA-MSS) dando una nueva exhibición de lo que es la potencia de un ciclista. Nadie es capaz de mover el desarrollo que mueve por las praderas del ciclo-cross, e incluso si los circuitos se desarrollasen en línea recta, a buen seguro que verían siempre al cántabro como ganador. Pero el ciclo-cross no es simplemente potencia. No acusa realmente su limitación técnica ni su irrupción sorpresiva en la especialidad después de tantos años, sino que esa costumbre de abusar de desarrollo, le hace perder un tiempo precioso cuando tiene que recuperar la velocidad de su bicicleta, tras aminorar la marcha, por las circunstancias lógicas de un deporte como el ciclo-cross.

Empezó notable en Asteasu (Guipúzcoa) y acabó bien en Ispaster (Vizcaya) siendo un corredor que si se implica en el ciclo-cross tendremos la oportunidad de disfrutarlo de forma más determinante. Por detrás de Zaballa, en quinta posición se clasificó Javier Ruiz de Larrínaga (Spiuk-Bulletvan) que desarrolló su participación, con un quiero y no puedo, viéndose con ganas de pedalear e ir hacia delante, pero lastrado por las numerosas caídas que sufría una y otra vez. Ganó el día antes en Iraeta (Guipúzcoa) en una prueba caracterizada por la ausencia, tanto de ciclistas como de espectadores, y tiene ante si un merecido debut en todo un Mundial. El circuito, sin la temida lluvia, se apresta para que el ciclista de Amézaga de Zuya, pueda desarrollar una actuación que satisfaga su bautizo internacional.

Del resto de ciclistas, debemos destacar la presencia de José Antonio Diez-Arriola (Noja-Canalsa) en la primera mitad de la prueba junto a todos aquellos ciclistas que fueron protagonistas al final de carrera. A buen seguro, que de continuar con la línea mostrada a lo largo de esta temporada, tendremos un corredor, que sin lugar a dudas, contribuirá a elevar el nivel medio de nuestro ciclo-cross. Sin ir más lejos, la preparación física, como demostró en Villacayo (Burgos) o Ispaster (Vizcaya) será una de sus asignaturas pendientes.

Pero sin lugar a dudas, quien merece un capítulo a parte es David Seco (Spiuk-Froiz) que finalizó la prueba muy lejos de los vencedores e incluso de los vencidos. Deambulaba por el circuito cuando todos los espectadores ya estaban aplaudiendo a los vencedores. Transitaba lejos y sólo, en una estampa que no acostumbra a ofrecer el ciclista vizcaíno. Triste era su mirada que contagiaba decepción. El ciclista recibía unos pocos aplausos por su disposición y humildad, cualidades que precisamente nunca han caracterizado a un deportista vanidoso y engreído que ahora sufre en sus carnes el no ser el centro de atención.

Una dosis de humanidad, que hubiese resultado muy positiva para el ciclista vizcaíno hace algunos años, cuando como imbatido dentro del calendario nacional, miraba a todos sus rivales por encima del hombro. Es el mejor especialista nacional, quien más conocimiento atesora, pero después de muchísimos años, sin mediar lesión alguna, no estará en la más importante competición del mundo del ciclo-cross. No ha tenido el nivel de antaño, pero el ciclo-cross nacional, ansía que vuelva a recuperar aquel enérgico, vibrante y nervioso pedalear, que siempre lo ha caracterizado.

A buen seguro, que la temporada que viene, entre otras cosas, se iniciará con la incógnita de si será capaz David Seco de volver a ser el que un día fue, pero hasta entonces queda mucho tiempo.

Fotografía: Gara - Euskal Herriko Egunkaria

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16 de enero de 2008

Pongan una imagen a la realidad

Somos optimistas por naturaleza. Creo que somos de una opinión, en la que por regla general tendemos a creer que el resultado particular será mucho mejor que el del promedio. Siempre he tenido la creencia de que esto es así. No se trata de que al recordar el pasado seamos más pesimitas que al anticipar el futuro, ni tampoco simplemente se reduce a una cuestión de pasado o futuro, se trata más bien de que el futuro deja más puertas abiertas a la imaginación y, sencillamente, las aprovechamos.

Aunque la realidad nos esté indicando lo contrario, nos comportamos de forma optimista. Es una verdad irrefutable y enarbolamos su bandera. Es decir, que pecamos invariablemente de optimistas para no sumirnos en los avatares íntimos provocados por la depresión y el pesimismo.

Para poder sobrevivir nos engañamos a nosotros mismos haciéndonos creer que el futuro será más fácil que ahora. Al esperar noticias positivas y generar con ellas imágenes mentales seductoras, desempeñamos una función adaptativa, modelando el comportamiento presente en función del objetivo futuro.

A la hora de analizar esta circunstancia, uno puede pensar y dar gracias a esa sobredosis de optimismo que nos ayuda a deambular mejor por la vida o bien, por el contrario, reventar de indignación ante la perspectiva de tanto escollo atrabiliario que sólo se puede salvar engañándonos a nosotros mismos.

Y estoy cansado de engañarme. Es muy complicado que me sumerja en un estado de enojo o de ira vehemente cuando voy a contemplar un precioso espectáculo deportivo como es el del ciclo-cross, pero siendo fiel a la verdad, así me encontraba al finalizar la primera de las jornadas de los Campeonatos de España de Ciclo-Cross que se disputaban en Villarcayo (Burgos).

Debo dar las gracias a Fulgencio Sánchez Montesinos, Iñaki Iglesias Fernández, Mikel Zabala Díaz, Jaime Muñoz Femeina, José Francisco Plá García, Unai Yus Querejeta y Rodolfo Marcos Movilla por conseguir con sus acciones partidistas, discriminatorias, segregacionistas, excluyentes, marginales e incoherentes que mi estado emocional estuviera muy alejado de la felicidad.

Aunque si me pongo a realizar una valoración desde otro punto de vista, creo que deben ser ellos, quienes deben darme las gracias, por la suerte que han tenido en que el caprichoso destino de la naturaleza no haya querido que yo hubiese nacido como mujer ni que mis hijas optaran por elegir entre sus aficiones, la de un deporte como el ciclo-cross.

Posiblemente no están todos los que son, pero si son todos los que están. Personas unas y otras, que han aportado un condimento, más o menos importante dependiendo de su posición y actitud, para cocinar una vomitiva, nauseabunda y repugnante receta que lleva el sabor inequívoco de la discriminación.

Discriminar significa diferenciar, distinguir, separar una cosa de otra. La discriminación es una situación en la que una persona o grupo es tratada de forma desfavorable a causa de prejuicios. Esto es lo que sucede con las féminas en el ciclo-cross nacional. Evidentemente, hay que abrir un paréntesis si hablamos de discriminación positiva, ya que esta supone diferenciación y reconocimiento, pero desgraciadamente algo así está muy lejos de vivirse en el ciclismo español.

No existe ningún argumento sostenible para crear el lamentable precedente de que por primera vez en la reciente historia de la participación femenina dentro de unos Campeonatos del Mundo, ninguna mujer española vaya a estar en la línea de salida.

La mayoría, ante tal circunstancia calla o mira para otro lado, y aquel que se atreve a realizar una vaga justificación, ve como cuando emplea un razonamiento para demostrar o probar la validez de su proposición, irremediablemente tienen que soportar como se desmoronan sus predicados cuando se enfrenta a unos argumentos objetivos.

Recientemente, José Antonio Quintero Ramírez, me hablaba de todo lo que el ciclo-cross había hecho por él. Me comentaba que había encontrado amigos de verdad, de esos que aparecen, cuando todos los demás se marchan. Una estabilidad emocional y una serie de magníficos momentos, que siempre permanecen en la memoria a lo largo de la vida, contribuyendo de este modo, a que uno viva disfrutando y valorando cada momento como si fuese la última vez.

Cuando me lo comentaba, sentía esas palabras como propias. Como si fuesen exclamadas por mi mismo. Empatizaba con su forma de sentir y de pensar. Seguramente no son pocas las personas a las que les ocurre lo mismo. Desgraciadamente, no tengo la certeza de que en el caso de haber nacido como mujer, pudiese exclamar las mismas palabras. Pienso honestamente que no, que sería incapaz de hablar así.

Hay muy pocas posibilidades de que a alguien a quien se le pide que haga algo para combatir la desigualdad entre hombres y mujeres acceda a tomar una acción en ese sentido. Pero cuando se trata, de una mujer, que sufre y padece esa marginación, le parecerá lo más normal del mundo, hacer lo que esté en su mano para acabar con tan injustas diferencias.

Los hombres somos incapaces de sentir como una mujer por motivos obvios, pero poner imágenes a un concepto abstracto en el cerebro surte un efecto inmediato. No visualizamos fácilmente la desigualdad en abstracto, pero, en cambio, la imagen de un grupo de mujeres humilladas activa reacciones de solidaridad inmediatas.

Mediante recientes estudios, se está comprobando el impacto, hasta ahora desconocido, de las imágenes en los procesos cognitivos. Las últimas investigaciones aclaran que la imagen cuenta como instrumento de permanencia o duración de la memoria. Sin imagen es difícil que algo se asiente en la memoria a largo plazo. Y sin memoria a largo plazo no se produce la reacción querida.

Una propuesta casual, se transforma en algo perdurable en la mente con el apoyo visual. Es necesario abrir los ojos, y mirar detenidamente lo que habitualmente nadie se detiene a ver. Sea cierto o no, siempre he pensado que tengo una especial predisposición para detenerme a contemplar con nitidez imágenes y escenas que perduran en mi retina a lo largo del tiempo, siendo capaz de identificar mental y afectivamente el estado de ánimo del prójimo.

Evidentemente siempre me queda la duda de que la identificación y la interpretación que realizo es la correcta. Incluso cuando me intereso más por ello, yendo más allá de la simple observación, también la duda permanece. Y con todo ello me formulo preguntas que se de antemano que quedaran en su mayor parte sin respuesta.

Una de las personas que ha suscitado mi atención durante esta temporada, ha sido una niña que responde al nombre Irene Usabiaga Balerdi, y que tras varios años como joven espectadora, alcanzaba este año la edad para poder iniciarse en el mundo del ciclo-cross.

Me transmite la imagen de la niña desubicada ante la nueva experiencia que está viviendo. Desconocedora de los principios básicos de actuación en carrera, intentando infructuosamente retener el cúmulo de información que recibe tanto de su propia experiencia como de la de aquellos que se la transmiten, recordando posiblemente que en un tiempo pasado se vieron en la misma situación que ella.

Inocente y tímida dentro de una especialidad ciclista que comienza a descubrir en su propia piel. Reservada ante un mundo nuevo que se abre para ella. Partícipe por primera vez con identidad dentro de un núcleo familiar que se vuelca con el ciclo-cross. Sin maldad, sin experiencia y sin consciencia del mundo en el que ha decidido introducirse.

Un mundo que con el paso del tiempo irá descubriendo. Un mundo en el que desgraciadamente, por su condición de mujer, le aguarda la más cruda marginación. Y lo que resulta más doloroso aún, asumirá su condición de inferioridad, por el mero hecho de no ser un hombre, tal y como aquellas ciclistas que han recibido la noticia, de que ninguna de ellas formará parte de la selección española en la próxima cita mundialista.

Da igual, que nuestras ciclistas compitan con éxito en varias disciplinas diferentes y que ofrezcan mayor garantía de éxito que los hombres. Resulta indiferente la situación de abandono que atraviesa el ciclismo femenino español y no importa que para hacer lo mismo que un hombre a una mujer le requiera más esfuerzo. Todo eso no importa. Se mira hacia otro lado y se hacen oídos sordos ante la injusticia.

Me duele pensar en el momento en el que una niña como la citada, salga de esa burbuja de inocencia y se tope de bruces con la realidad en la que tendrá que desarrollar su pasión deportiva, y me sabe mal por todas aquellas que vendrán detrás. Intento y no consigo encontrar una explicación. Busco infructuosamente el motivo que origina tanta diferencia para conocer que ha hecho una mujer que disfruta del ciclo-cross para merecer lo que tiene que soportar.

No entiendo como debo estar agradecido al destino por haberme permitido nacer como hombre y no como mujer, y este pensamiento me indigna. Me cuesta cada día más, engañarme y esperar noticias positivas que relacionen a la mujer y al ciclo-cross.

Me gustaría rezumar un espíritu positivo y lleno de esperanza, pero cada día de me cuesta más. No soy una persona que guste de solicitar nada a nadie, pero me gustaría pedir, simplemente, que por un instante, cualquier aficionado al ciclo-cross se detenga a mirar, contemplar y escuchar.

A observar los avatares diarios de esas mujeres que pedalean con dificultades por la mera casualidad de pertenecer al sexo femenino y con esas instantáneas, ser consecuentes de la realidad en la que están envueltas, desgraciadamente debido a su voluntad sumisa que las hace pensar que son incapaces de cambiar su destino, y también, sobretodo, a la labor inestimable de una serie de personas, que con total impunidad toman decisiones que acentúan la exclusión.

Por favor, no miren para otro lado.


Fotografía: www.rfec.com

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14 de enero de 2008

Crónica de una victoria anunciada

Gabriel José de la Concordia García Márquez es un escritor colombiano que en el año 1982 recibió el Premio Nobel de Literatura, por sus novelas e historias cortas, en las que lo fantástico y lo real son combinados en un tranquilo mundo de rica imaginación, reflejando la vida y los conflictos de todo un continente. Sin lugar a dudas, Cien años de soledad es su novela más conocida internacionalmente, pero entre sus novelas más preciadas, también se incluye, Crónica de una muerte anunciada.

Gabo, que así es como se conoce familiarmente a García Márquez, publicó esta novela corta en el año 1981. Es un relato que reconstruye de manera periodística un asesinato. Desde el comienzo de la novela se anuncia que la muerte se va a producir. Tal nefasto propósito es proclamado incesantemente por todo el pueblo, como si quisieran evitar lo que el destino aguarda, pero en un cúmulo de casualidades hace que quienes pueden evitar el crimen, no logren intervenir con tal fin o cuando se deciden a ello, ya es demasiado tarde.

El crimen es tan público que se hace inevitable, siendo la fatalidad quien envuelve todo el relato. García Márquez se esfuerza en demostrar que la vida, en ocasiones, se sirve de tantas casualidades que hacen imposible convertirla en literatura. Su prosa escueta, precisa y pegada al terreno lograr envolver de credibilidad lo exageradamente increíble, inventando una tensión narrativa donde ya no hay argumento, volviendo del revés el tiempo para que revele sus verdades, dejando una duda en el aire que acabará por destruir a los protagonistas del drama.

Comenté en su día, que "Crónica de una victoria anunciada" sería el título que acompañaría la victoria de José Antonio Hermida en Villarcayo, y es que el relato de García Márquez guarda cierto paralelismo, en el que conociendo el final, se construye una historia en la que no son pocas las circunstancias que podían haber variado el desenlace.

El ciclista catalán ganó de forma brillante un Campeonato de España en el que no pocos intentaron privarle de la victoria, pero ninguno de ellos pudo conseguirlo. La prueba empezaba de forma caótica, con ciclistas que llegaban tarde a la parrilla de salida, y emprendiendo una marcha en estampida que no se realizó al unísono, dejando un halo de incredulidad en los instantes previos de tan importante cita.

Mal empezaba la prueba, pero pronto apareció ante los ojos de la multitud de espectadores presentes, la carrera que todos deseaban poder contemplar. Todos los favoritos, desde la primera vuelta ya ocupaban los lugares determinante que iban a decidir la lucha por las medallas. Estaban todos los que tenían que estar, y ante tal signo de igualdad, uno debe felicitarse por el espectáculo que puede contemplar actualmente en el ciclo-cross nacional cuando todas sus figuras coinciden disputando una prueba.

La carrera de desarrolló Hermida es para guardarla en una videoteca y mostrarla a los ciclistas del mañana, para que de esta forma aprendan a como deben situarse en una prueba de ciclo-cross cuando la circunstancias de carrera obligan a pedalear dentro de un numero grupo. Demostró inteligencia y saber desenvolverse dentro de un grupo con una soltura impropia de un ciclista cuyas incursiones en el ciclo-cross son, obligadamente, escasas.

En los primeros compases de la prueba, dentro del grupo de elegidos para la victoria, ocupaba posiciones retrasadas, manteniéndose atento a los distintos movimientos de sus rivales. José Antonio Hermida, es un corredor, que nunca va hacia atrás, ni tan siquiera para tomar impulso. Su prestación esta semana, es superior a la anterior, de la misma forma, que en Treviso ofrecerá un mayor nivel, que el mostrado en Villarcayo. Un valor fiable y seguro.

En carrera sucedía lo mismo, cada vez que tomaba la determinación de dar un paso hacia delante, y ocupar una posición más avanzada dentro del grupo, se mostraba más seguro y más sólido. Ascendía un peldaño más para llegar a la conquista del triunfo. Estuvo atento para pasar hacia delante, cuando los ciclistas que le precedían le transmitían inseguridad, y le hacían pensar, que debía estar más cerca de la cabeza.

Siempre buscando el momento oportuno para adelantar, siempre con un sosiego y una tranquilidad pasmosa a la hora de ejecutar cualquiera de los movimientos de avance dentro del grupo. Demostró una gran claridad de ideas y estuvo donde tenía que estar, cuando comenzaron de verdad las hostilidades. Y ese momento llegó cuando Isaac Suárez decidió, con un ataque para calibrar en estado de sus rivales, que la carrera empezaba de verdad.

El ciclista cántabro fue el mejor de la carrera sin lugar a dudas, sabiendo como nadie, interpretar que es esto del ciclo-cross. El ciclista de Los Corrales de Buelna es un corredor que siempre cumple donde tiene que hacerlo, y el Campeonato de España es para él y para todos, la prueba señalada dentro del calendario nacional. Corrió como debe hacerlo un especialista, siempre en cabeza desde la misma línea de salida, para evitar problemas y complicaciones. Problemas en los que si se vieron involucrados otros ciclistas, por no saber interpretar como debe desarrollarse una carrera en grupo.

No parecía cántabro, más bien parecía un ciclista holandés. Se nota positivamente la mano de su entrenador, Kees Van der Wereld, que estaba presente en Villarcayo para seguir las evoluciones de su pupilo. Isaac decidió probar a sus rivales, y la verdad es que dinamitó el grupo de una forma que ni tan siquiera él esperaba, ya que una vez alterado el ritmo, se empezó a desmembrar de forma significativa.

Sólo Hermida pudo colocarse a su rueda, y mediada la carrera, el catalán tomó la delantera. De nuevo se volvía a vivir lo sucedido un año antes en Alcobendas, y de nuevo volvía a sucumbir el ciclista cantabro. El duelo mantuvo a todos con el alma en vilo, ya que la exigua diferencia con la que acabó la prueba, se mantuvo a lo del último tercio de carrera. Cualquier mínimo error, podía hacer que Suárez diese alcance a Hermida o que el catalán se despegase definitivamente del cántabro.

Pero no sucedía nada que alterase mínimamente tan estrecho margen entre ambos, estando el público expectante ante tan emocionante desenlace. Isaac Suárez fue un ejemplo de positiva ambición, ya que de la misma forma que tenía al alcance a Hermida, por detrás, acechaban su privilegiada posición, en otro precioso duelo, Javier Ruíz de Larrínaga y David Seco. Luchaban por el último cajón del podium, pero en esa lucha podían dar alcance en cualquier momento a Suárez, por el margen tan estrecho que los separaba.

A pesar de las mínimas diferencias, las posiciones no sufrieron alteración alguna en las dos primeras plazas, siendo únicamente en la lucha por el tercer y cuarto puesto, donde si se observaba alternancia. El duelo vasco, cayó del lado del ciclista alavés, que por fin realizaba una carrera completa que tuvo el fruto de una merecida medalla. En esta ocasión, enseguida se postuló en vanguardia de carrera desde los primeros compases de la prueba, y siempre intentó moverse en cabeza, a pesar de no mostrar la seguridad y solvencia de Isaac Suárez en tales lides.

Pero llegó a Villarcayo con la lección aprendida en pasadas pruebas, dando la cara y sabiendo interpretar correctamente los movimientos de los demás, especialmente ante David Seco, resultando vencedor de un duelo, que pocos apostaban que fuese a perder el ciclista vizcaíno.

Javier Ruíz de Larrínaga, era con muchísima diferencia, la persona más feliz del podium. Tenía una sonrisa que no le entraba en la cara. Por si fuera poco, la colorida, amable y ruidosa afición que le secunda, tomó Villarcayo, haciéndose notar para deleite de todos aquellos, que creemos que el ciclo-cross es un deporte que transmite emociones positivas.

Sin lugar a dudas, parte de la medalla de Javier Ruíz de Larrínaga, pertenece a esos seguidores, que nunca han faltado allí donde el ciclista de Amézaga de Zuya ha estado presente. Tal es el seguimiento que realizan del ciclista, que incluso tuvieron que aplazar el partido de fútbol de la localidad natal de Ruiz de Larrínaga, debido a que el pueblo se iba a quedar vacío dado que todo el mundo iba a desplazarse a animar a su ciclista. Cuando alguien es capaz de provocar eso, sin ser él quien lo incita, sino que surge altruistamente de las personas que lo rodean, es que tiene que ser alguien muy especial.


David Seco se quedó con la miel en los labios, en el puesto del quiero y no puedo, como ha sido su temporada a lo largo del año. Otra año más que transcurre sin que el récord de José Luis Talamillo sea superado, y sobretodo con la amarga sensación, de que es un ciclista con más pasado que futuro. El tiempo en el que el ciclista de Busturia ganaba las carreras con simplemente presentarse en la salida ha tocado a su fin, y sus rivales, han dejado ya hace tiempo de sentirse intimidados, por la institución que David Seco, ha sido, es y será, en el ciclo-cross nacional.

Por detrás de Seco, aunque ya sin posibilidad de luchar por las medallas, apareció en una sorprendente, quinta posición, el ciclista madrileño, Héctor Guerra, del equipo portugués Liberty Seguros-Würth. No era el ciclista profesional de la ruta que se esperaba frecuentando las posiciones de privilegio, pero hizo una carrera individual de menos a más, remontando a cuando ciclista iba quedando rezagado, para colocarse en un lugar que viene a demostrar, que aquel ciclista con talento e intención, siempre tendrá un lugar reservado en la élite del ciclo-cross nacional.

La diferencia del madrileño fue exigua con respecto a José Antonio Díez-Arriola, ciclista que por su actuación merecía estar más cerca del cuarteto que se jugaba las medallas. Este ciclista, con actuaciones como la de Villarcayo, donde fue capaz durante la mitad de la prueba de presentar batalla ante lo más granado del pelotón nacional, debe reflexionar nuevamente. Cuando uno está centrado en la lucha por algo importante, las tonterías quedan en el olvido, y los resultados están ahí para confirmarlo. Se suele decir, que aquel que es aprendiz de todo, acaba siendo maestro de nada, y el ciclista de Castro Urdiales está en esa tesitura. Si él desea ser una de las voces importantes del ciclo-cross nacional, está en disposición de serlo. Ha llegado mejor que nunca al final de campaña, y en las próximas semanas tiene la oportunidad de pararse a pensar, si la temporada que viene desea ascender ese peldaño que nos lleve a considerarlo como un rival serio dentro del cada vez más exigente ciclo-cross nacional. Sólo necesita centrarse, que es algo que única y exclusivamente depende de él.

Prácticamente a rueda del ciclista cántabro, entró uno de los derrotados del día, el alavés Unai Yus. Hay quien opina, que el Campeonato de España es una prueba de una hora, en la que se resume todo lo acontecido durante el año. Si esto fuese cierto, el resultado de Unai Yus está ligado a las circunstancias que han hecho de él, un ciclista íntimamente relacionado con los percances.

La mayoría de los errores y caídas que aparecen en una prueba de ciclo-cross no están unidos a la mala suerte. Están atribuidos a la falta de lucidez que genera el exigente esfuerzo de una prueba de ciclo-cross o a la incorrecta interpretación de los diferentes movimientos propios y de los rivales dentro de la carrera.

Así, caerse o tener un percance en el tramo de arena, es más probable que suceda si se transita en un lugar retrasado o si es el momento en el que se determina realizar un adelantamiento. Es poco probable que, quien lidere el grupo vea interrumpida su trayectoria en tan inestable superficie.

Saber que hacer y cuando hacerlo forman parte de los principios que sostienen a un gran corredor. Unai Yus se caracteriza por una pelea y una lucha constante. Ese ser impulsivo que lleva dentro, lo hace sacar muchas veces fuerzas de flaqueza cuando otros directamente arrojan la toalla. Algo enormemente positivo, pero que en no pocas ocasiones choca directamente contra los principios de serenidad y saber estar que son necesarios en determinados momentos de la prueba, donde todavía la carrera no decide al vencedor, pero si decide quien no llegará a serlo. Echar por tierra las ilusiones de toda una temporada por un adelantamiento impulsivo en una curva a José Antonio Diez-Arriola es una lástima viniendo de todo un veterano como el ciclista alavés.

A la estela de Yus, entraba otra de las gratas sorpresas del día, la figura inequívoca del catalán Francesc Carnicer. En pocos días cumplirá 37 años de edad y atesora una calidad ciclista y humana como la de pocos dentro del pelotón. Su humilde actitud y su magnífico resultado son buena muestra de ello. Forma parte de esos ciclistas imprescindibles para que el ciclo-cross nacional tenga el listón lo más alto posible. Es uno de esos corredores, que siempre está al acecho de los ciclistas llamados a conseguir los triunfos y que aglutinan las miradas de los espectadores, ya sea de forma merecida o inmerecida, quedando siempre en un oscuro segundo plano. Tras él, se clasificó otro de los históricos del ciclo-cross catalán, Ismael Ventura, que siempre muestra lo mejor de si mismo, en la más importante cita nacional.

Cerró las diez primeras plazas, un ciclista que venía con la vitola de favorito, pero en ningún momento se mostró como un ciclista peligroso. Constantino Zaballa fue el último en entrar en el grupo de favoritos en los primeros compases de carrera y fue el primero en salir de él. Pequeños percances de inexperto en la especialidad le perjudicaron, pero en ningún momento se le pudo observar mantener el pedaleo uniforme y potente que lo señalaban como hombre importante de la carrera. No era capaz de sostener un ritmo uniforme al enlazar las numerosos curvas, perdiendo un tiempo precioso en volver a lanzar la bicicleta con tan descomunal desarrollo que el ciclista de Udías acostumbra a mover.

En la misma línea podemos situar a Oscar Vázquez, que no ha llegado como él esperaba al tramo final de campaña, y que daba muestras de que no iba cómodo a lo largo de la prueba, llegando incluso finalmente a abandonar, por otro pequeño percance, que en realidad dolió más en el alma que en el propio cuerpo del ciclista gallego.

La carrera se resolvió de la misma forma que se mantuvo durante buena parte de la prueba. El "pistolero" de La Cerdanya no dominó a lo grande, sino que resolvió la carrera de forma agonística, y es que el ciclista catalán no se escuda nunca detrás de palabras vacías y siempre se muestra realista y sincero ante cualquier manifestación. No llegaba igual que la temporada pasada pero él venía a ganar. Así lo dijo y así lo hizo.

Supo leer mejor que nadie la carrera y aprovecharse de las circunstancias. Cuando faltaban cuatro vueltas, vio que era el momento de acercarse a Isaac Suárez, que estaba abriendo tierra de por medio con el resto de sus rivales. Tras darle caza y superarlo puso un ritmo más alto y emprendió la marcha en solitario.


Sacó partido de su experiencia en este tipo de duelos vividos en el mountain bike, y repitió de nuevo título. Un título que lo confirman dentro de la especialidad, a pesar de que a penas se deja ver. Pero para fortuna de los aficionados, ha prometido, que una vez pasados los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, se tomará más en serio el ciclo-cross, y quizá tengamos la oportunidad de ver a un ciclista nacional, codeándose de tú a tú, con los grandes de la especialidad a nivel internacional.

Por si fuera poco, el ciclista es una persona que no se anda con medias tintas y con florituras de cara a la galería. La RFEC le hizo regresar de Nueva Zelanda en el año 2006 por una supuesta implicación en la Operación Puerto, y lo privó de la disputa del Mundial de Mountain Bike. Su abogado, Luis Sanz, demandó a la RFEC cuando tuvo la certificación expedida por el secretario de la RFEC, Eugenio Bermúdez Gónzalez, que le obligaba a regresar a casa.

El año pasado, tras la victoria en Alcobendas, la RFEC intentó dejar al ciclista catalán en casa y privándolo de participar en el Mundial, con un absurdo argumento que no se sostenía y que tenía más carácter de represalia que otra cosa. No pudieron con el ciclista catalán, y hoy es el día, en el que para evitar un bochornoso juicio, la RFEC pidió y llegó a un acuerdo económico con el abogado del ciclista.

¿Para qué hacer las cosas mal si se puede hacer bien? Ese es Hermida.

Fotografía: RFEC

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7 de enero de 2008

Villa de ¿Hermida?

Claudio Sánchez-Albornoz y Menduiña ha sido uno de los más notables historiadores españoles. En su opinión, el nombre de Villarcayo es un patronímico de origen hispano-romano (Villa de Arcadius). De la misma forma pensaba Luis García de Valdeavellano y Arcimís, otro notable historiador español, que escribía que el nombre de Villarcayo tiene la procedencia de los vestigios del reparto de tierras como topónimo derivado de la explotación agraria que recibieron los nombres de su propio amo, que no era otro que supuestamente Arcadio.

Villarcayo Merindad de Castilla la Vieja recibirá del 11 al 13 de Enero a todos los valientes ciclistas que a lomos de sus bicicletas intentarán conquistar una nueva edición del Campeonato de España de Ciclo-Cross en sus diferentes categorías.

La categoría reina, la reservada para la categoría Elite, tiene un atractivo especial no por la circunstancia de ser ya de por si, la categoría estelar del fin de semana de competiciones, sino que debido al nivel de los competidores que estarán presentes en la línea de salida, se antoja una competición que por reñida, a buen seguro que hará las delicias de todos los presentes.

Dado el abanico de posibilidades abierto, no son pocos los favoritos a conseguir el título, o al menos aunque no se puedan considerar como favoritos, tienen argumentos como para pensar que si la carrera es propicia para sus intereses pueden llegar a serlo.

José Antonio Hermida Ramos, ciclista catalán de Puigcerdà (Girona) es quien defiende el título logrado en Alcobendas. Nacido un 24 de Agosto de 1978, pertenece a ese reducido y selecto grupo de la élite mundial del ciclismo de montaña. Curiosamente no es en absoluto un especialista en ciclo-cross, ni tan siquiera tienen un nivel óptimo de forma, pero tiene colgado el cartel de favorito por una simple razón, que no es otra que su talento.

Tan sólo ha disputado seis pruebas a lo largo de esta temporada, siendo la mitad de ellas disputadas, la pasada semana. Se presentó en Igorre, simplemente por conocer que es una prueba de la Copa del Mundo de Ciclo-Cross después de estar abandonado a los placeres que le ofrece la vida, a uno que pone rumbo a Lanzarote, para disfrutar de unas más que merecidas vacaciones. Aún así, con un sobrepeso evidente, fue capaz de estar por delante de la mayor parte de los especialistas nacionales.

Más tarde tuvo que afrontar los ineludibles compromisos de un ciclista llamado a conquistar una medalla en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, cumpliendo con la visita de rigor a las instalaciones de su principal patrocinador, la firma de bicicletas Mérida. Viajó hasta Taiwan junto a su compañero de equipo y amigo Ralph Näf y compitió en varias pruebas auspiciadas por la firma de bicicletas a la que está muy vinculado Hermida. Pero no sólo fue eso, sino que tuvo la oportunidad de disfrutar del cariño de los empleados y directivos, así como de seguir el proceso productivo de las bicicletas que utiliza en competición. El otro y obligado lado del ciclista de élite.

Pero al llegar a casa, vuelta a coger las maletas para de nuevo viajar a otra isla, aunque esta más cercana, concretamente a Sant Antoni de Portmany en Ibiza, para efectuar una concentración con la selección española de mountain bike. Días de acumulación de kilómetros en uno y otro lado, pero ausencia de calidad, que es lo que caracteriza la preparación del pistolero de La Cerdanya. Luego, por fin, vuelta a su maravillosa rutina, llamada carretera, gimnasio y montaña.
Con el comienzo del nuevo año, puso rumbo a la gélida Suiza, para competir en Dübendorf (C1). Allí fue sexto, a menos de un minuto del vencedor, Christian Heule, disputando una prueba bajo una climatología en la que el termómetro siempre marcaba grados negativos.

No estuvo nada mal la vuelta a la actividad ciclopedestre de Hermida y un par de días más tarde, volvía a ponerse el dorsal para competir en las dos últimas pruebas de la Copa de España. Ramales de la Victoria (Cantabria) y Muxika (Vizcaya) vieron al ciclista del equipo Mérida-Multivan competir de nuevo en territorio nacional.

En la cita cántabra los problemas en forma de averías le impidieron dar caza a David Seco y al día siguiente en Muxika pagó el sobreesfuerzo de un ciclista que está preparándose para otros objetivos diferentes al ciclo-cross. Siempre ha mostrado su mejor cara, siempre poniendo una sonrisa a sus problemas mecánicos, ya que lo importante está por venir, y se llama primero Villarcayo y semanas después Treviso. Ahí es a donde el pistolero apunta. Ahí la mentalidad del campeón aparece en escena.

Tiene dos factores en contra a tener en consideración. El primero de ellos es el conocimiento técnico que posee de la especialidad, dado que siendo el ciclo-cross una forma en la que pasar su tiempo de forma divertida, desconoce buena parte del manual de buenas prácticas del ciclo-cross. Quien se sitúe en el tramo de escaleras del circuito burgalés, podrá observarlo nítidamente con sus propios ojos. El segundo, es que su estado de forma, está muy lejos de ser el óptimo, puesto que sus objetivos durante el año 2008 están aún lejos en el horizonte. Además, el mes de diciembre no se ha desarrollado como el ciclista catalán hubiese deseado.

Con tal argumentación, cualquier ciclista quedaría automáticamente descartado de la lucha por las primeras plazas, pero tratándose de José Antonio Hermida, la realidad no responde a la lógica, por la sencilla razón de que sus carencias son cubiertas por su profesionalidad y talento.

El circuito de Villarcayo presumiblemente se encontrará en una condiciones óptimas para que Hermida puede desenvolverse con soltura. En un terreno con un mínimo de humedad y compacto, el ciclista catalán podrá sacar a relucir su eficiencia en la ciclabilidad. Con unas reacciones de su bicicleta más predecibles en una especialidad que no es la suya, desplegará su prodigioso equilibrio sobre la bicicleta, danzando imperceptiblemente sobre el sillín, de tal forma que su adherencia sobre el terreno, nos permitirá ver como el hombre y la máquina transitan sobre un camino guiado por raíles.

Las vueltas previas a la prueba que de sobre el circuito no serán propias de un autómata que pedalee por imitación o costumbre. Nada de eso, sino que siempre serán intencionadas en la búsqueda permanente del estudio de las mejores trazadas, sobre las que conviene detenerse, no en vano muchas veces las trazadas más idóneas no son aquellas que aparentan ser las más fáciles.

Posee la suficiente humildad, como para aprender de cualquiera y agregarlo a su base de datos, que ya de por sí, está repleta de mucha y muy valiosa información. No duda en preguntar y escuchar para de esta forma complementar su propia información y analizar todas posibilidades que se le presentan dentro de un circuito.

Además, a diferencia de los ruteros, que encuentran en la ingesta de kilómetros diarios su razón de ser, cuida como nadie sus músculos, especialmente del tren superior, cuyo desarrollo se antoja imprescindible para contener las embestidas de una bicicleta de ciclo-cross cuando las manecillas del reloj, van acercándose a la hora de carrera.

Es por eso, que Jose Antonio Hermida Ramos parte de nuevo como favorito, como ciclista a tener en cuenta. Su talento ciclista, su profesionalidad y su competitividad hacen de él un ciclista diferente, mágico, inmenso y único. Un ciclista, que no se valorará lo suficiente, hasta el día en que añoremos su ausencia.

Es mi apuesta. ¿Y la tuya?

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6 de enero de 2008

El Cañonero del Irazú

El tiempo pasaba sin detenerse y el niño van alcanzado una madurez, que precisamente hace que vaya quedando en el cajón del olvido su infancia. Bien lo sabe, Henry Raabe Méndez, joven costarricense que el próximo catorce de marzo cumplirá ya veinticinco años.

De origen muy humilde, es el segundo de seis hermanos. Empezó a dar sus primeros pasos en el barrio de El Carmen en la ciudad de Cartago, y allí fue conociendo con el transcurrir de los años, la realidad a la que se enfrentaba su familia para subsistir.

Sin apenas tiempo para ir a la escuela, se dedicaba todas las madrugadas cerca de su barrio, a ordeñar vacas en una lechería, y cuando el sol brillaba en lo más alto, trabajaba con su tío reparando balones de fútbol.

No le gustaba el ciclismo, aunque sus padres le regalaron una bicicleta, tan grande como él, con la que disfrutaba en las escarpadas calles de su barrio. Era travieso, y la bicicleta le permitía evadirse de una realidad laboral, injusta e ingrata para un niño. Por ello, no fueron pocas las veces en las que tuvo que oír las regañinas de su madre, por regresar a sucio y magullado de jugar con su bicicleta.

En casa no existía la puerta al mundo que es la televisión, y eran las ondas radiofónicas quienes acercaban lo que sucedía fuera de Cartago, y así la afición de aquel niño al ciclismo llegó escuchando en la radio las gestas de un vecino de su misma localidad, llamado Federico “Lico” Ramírez.

El joven, pidió permiso a sus padres, Luis Raabe y María Mendez, y empezó a hacer uso de la bicicleta, más a menudo, con la intención de entrenar. Contaba, Henry Raabe, con trece años, cuando pedaleaba inocentemente para llegar a ser algún día como su ídolo de Cartago.

Aquel chiquillo, con apellido tan curioso, debido a que su bisabuelo era alemán, debutó en una competición de Mountain Bike, con una bicicleta prestada por su tío, y su resultado fue anónimo, aunque desde aquel momento, quedó enganchado al ciclismo, loco e ilusionado por seguir compitiendo.

Pronto llegaron los resultados, y entrenado por Giovanni Monge, un par de años después de iniciarse en el ciclismo, ya era el flamante campeón del país, y el más potente equipo de Costa Rica, puso su mirada en él. Era el año 1997 y Henry Raabe se incluía dentro del equipo Pizza Hut dirigido por Albin Brenes.

La gran gesta del joven ciclista y su descubrimiento al mundo llegó en el año 2001. Perteneciendo a la categoría juvenil y dándose la circunstancia que el mundial de Mountain Bike se celebraba en América, formó parte de la selección de Costa Rica que estuvo presente en Vail-Colorado (Estados Unidos) y su resultado final sorprendió a propios y extraños.

La prueba la ganó en categoría juvenil, el conocido Iñaki Lejarreta Errasti, además con claridad y suficiencia, pero la lucha por el resto de las medallas fue más competida. Finalmente Raabe tuvo que conformarse con la cuarta plaza, superado por escaso margen, por el noruego Lars Setter Nordhaug, actualmente en las filas del Team Maxbo Bianchi, y por el australiano Trent Lowe, que cambiará el Discovery Channel por el Team Slipstream de cara a la temporada 2008.

Ese cuarto puesto fue significativo, aunque la realidad de su país, impedía al ciclista poder afrontar competiciones internacionales. Era fundamentalmente la Vuelta a Costa Rica donde había más oportunidad para lucirse, y donde su equipo ponía todas las esperanzas. Y era allí, donde el joven ciclista continuaba mostrando destellos de la enorme clase que atesoraba.

En el año 2002 fue coronado como mejor debutante de la ronda de su país, y no pasó mucho tiempo, dos años después, para que aceptase la llamada de Europa, concretamente del equipo dirigido por Julio Andrés Izquierdo, el Cropusa-Burgos.

La experiencia fue nefasta y es que la mentalidad de los ciclistas de un país centroamericano como el de procedencia de Raabe es la de un ciclismo de subsistencia. Sin pensar en el mañana, lo dan todo a cambio de un sueldo, que en el caso de Raabe, rondaba los seiscientos euros mensuales. Mercenarios de la ruta. El avispado director burgalés, sacó partido de la generosa predisposición del ciclista costarricense aunque el ciclista, salvo en lo económico, no sacó ningún beneficio, más bien, todo lo contrario.

Regresó a su país, pero no pasaría mucho tiempo para volver a verlo pedalear en España. En esta ocasión fue pertrechado con los colores de su país, para participar en el mundial de Madrid 2005. En la prueba cronometrada reservada a los menores de veintitrés años, se clasificó en una digna decimoctava plaza. La prueba de carretera ya fue otro cantar, y finalizó en una anónima octogésimo cuarta posición. La verdad, es que ver a la selección de Costa Rica fuera de América no es frecuente, y la presencia en Madrid era la excepción que confirma la regla, no en vano, fue gracias a Carlos Abellán Ossenbach, antiguo ciclista madrileño que integraba el equipo Liberty Seguros-Würth y de ascendencia costarricense, que Raabe estuviese en la línea de salida.

No fue la última vez que Raabe estuvo en España, ya que volvió a ponerse a las órdenes de Julio Andrés Izquierdo, pero ya con otra mentalidad tras la experiencia vivida. No son pocos los ciclistas que han desembarcado en España procedentes de Costa Rica, como el siempre admirado por Raabe y compañero de equipo Federico Ramírez, Paulo Vargas o Marconi Durán. Incluso hay que destacar la experiencia profesional en el pelotón nacional de José Adrián Bonilla en las filas del Comunitat Valenciana o Fuerteventura-Canarias.

La mentalidad de los ciclistas de Costa Rica empieza a cambiar, y en nuestro ciclismo tenemos el más claro ejemplo con Andrey Amador Bikkazakova, que ha preparado la temporada en el equipo Lizarte como si de un ciclista español se tratase, consiguiendo como resultado una magnífica temporada y suscitar la atención del campo profesional, al que probablemente salte en la temporada 2009.

Henry Raabe, ahora con las ideas más claras, lleva una línea ascendente que invita al optimismo. Recientemente se ha casado, pero no ha tenido oportunidad de disfrutar de su luna de miel, puesto que ha hecho historia en la Vuelta Ciclística a Costa Rica que ha concluido recientemente. Conocido con el sobrenombre del Cañonero del Irazú, mote que le puso el periodista Rodolfo Méndez, al ser a los pies de ese volcán donde Raabe empezó a labrar sus sueños ciclistas, ha conseguido imponerse por segunda vez consecutiva en la vuelta más importante de su país, algo que hasta la fecha nadie había conseguido.

Se da la circunstancia que su más enconado rival en la prueba Juan Pablo Araya (Dos Pinos-Coopenae) fue invitado a abandonar la prueba al tener una tasa de hematocrito superior a la recomendable a falta de dos etapas, pero realmente esto no desluce la victoria Raabe puesto que la ventaja era muy importante con respecto a sus más destacados rivales. El ciclista flaqueó en la más temida etapa de la vuelta, pero sin la rivalidad de Araya, con el apoyo de sus compañeros del BCR-Pizza Hut-Powerade, el veterano y experimentado, “Lico” Ramírez, el hermano mayor de Andrey Amador, Iván, Gregory Brenes, Jose Adrián Bonilla y Juan Solís, pudo reponerse y mantener el maillot de líder con holgura.

Raabe es un corredor sereno, tranquilo, inteligente, que sabe correr y medir sus fuerzas y la de sus rivales a pesar de su juventud. Es indiscutiblemente fuerte en la lucha contra el crono, no en vano, allí fue donde marcó las diferencias con el resto de sus rivales. Ciclista potente, sabe sufrir cuando se trata de escalar en la montaña, y consciente de su falta de explosividad, sabe regularse de forma excepcional.

Por su trayectoria juvenil y por sus actuaciones que muestra temporada tras temporada, donde tan pronto los ciclistas compiten sobre una mountain bike como sobre la bicicleta de carretera, es sin lugar a dudas el ciclista más completo posee su país. Costa Rica, un turístico lugar de Centroamérica, ignorado para el ciclismo, donde no son pocas las perlas ciclistas que están por descubrir.

El ciclista necesita salir fuera de su país para no estancarse y es posible que pronto tengamos la oportunidad de verlo a nivel internacional, en un equipo serio que quizá pueda ser el siempre sorprendente equipo de Gianni Savio y Marco Bellini, acostumbrado a traer al concierto europeo a ciclistas de aquellas latitudes con excelentes resultados. Para este año, la denominación del equipo será la complicada y transalpina denominación de Serramenti PVC Diquigiovanni-Androni Giocattoli, a pesar de que tenemos que considerar como venezolano a este conjunto.

Allí compartiría equipo con los sorprendentes fichajes de Gilberto Simoni (Saunier Duval-Prodir 2007) y el debutante cántabro en la categoría Roberto Cobo González (GDS-Hazas de Cesto 2007). Veremos que sucede, pero sin lugar a dudas, a Henry Raabe Méndez, le ha llegado el momento de dar el gran salto al ciclismo del viejo continente.

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